LOBO de CRIN o BOROCHI (Chrysocyon brachyurus)

Cánido de las pampas. Los guaraníes lo llaman aguará guasú ("zorro grande")
Más información en español, inglés y alemán o ver foto o video

A MIS LECTORAS... y al resto

“Amigos lectores que leerán este libro blog, | despójense de toda pasión | y no se escandalicen al leerlo |
no contiene mal ni corrupción; | es verdad que no encontrarán nada de perfección |
salvo en materia de reír; |
mi corazón no puede elegir otro sujeto | a la vista de la pena que los mina y los consume. |
Vale mejor tratar de reír que derramar lágrimas, | porque la risa es lo propio y noble del alma. Sean felices!
--François Rabelais (circa 1534) [english]

jueves, 26 de julio de 2012

THE LOWER FEMALE VOICES

ipasource.com/mezzo
Mezzo and Alto Arias
Lyric Mezzo
Dramatic Mezzo I
Dramatic Mezzo II
Alto
Return to the Female Arias Home
THE LOWER FEMALE VOICES
For the young female singer with a lower voice, the choice of Fach is relatively easy. The mezzo-soprano is classified as either lyric or dramatic. The singer of the Lyrischer Mezzosopran (or Spielalt), like the soprano Soubrette, must have a youthful appearance and a lighter, flexible voice with a warm quality. The dramatic mezzo has a louder voice with metallic bite. Physically she must command more authority on stage and must not necessarily have the youthful appearance of the Lyrischer Mezzosopran. The Dramatischeralt voice is the true dramatic of the lower women's voices. Her voice is a dark, heavy instrument, with metallic coloring and a well developed top and bottom ranges. Her repertoire is similar to the dramatic mezzo but leaves off he lighter higher, youthful repertoire. The true low alto (Tieferalt) is a rarity in opera. Her duties include only the lowest roles, with Verdi and Wagner making up the bulk of her repertoire.
Those arias most often heard in German Theater auditions are marked with *. Those arias heard in audition but not normally sung by the singer of this Fach in the opera house are given in parenthesis.

lunes, 23 de julio de 2012

Sobrevivir sin coñejo

Por qué no podemos sobrevivir comiendo solo conejo
En 1884 fueron rescatados los seis supervivientes de la expedición de Adolphus Greely al Ártico. Los otros 19, que embarcaron dos años antes para explorar el norte de Groenlandia, murieron de inanición. Y no fue por falta de víveres, ya que se alimentaron de las abundantes liebres árticas que cazaron, sino por la casi absoluta ausencia de grasa en los cuerpos de los animales.
La muerte por ingestión de carne de conejo (técnicamente, ‘inanición cunicular’) se produce por dos mecanismos. El primero, la malnutrición derivada de comer una carne extremadamente magra, como el conejo, sin el complemento de otros nutrientes. El segundo, el envenenamiento por exceso de proteínas: el hígado solo puede metabolizar 300 gramos de proteínas al día. El resto se convierte en una ponzoña letal que puede hacerte morder el polvo en menos de un mes, no importa lo delicioso que estuviera el conejo al ajillo.
En realidad, la muerte por abuso de conejo no es privativa de los roedores, sino extensiva a muchos otros animales salvajes. De hecho, también se conoce como ‘mal de caribú’, en referencia al reno que habita en los lindes del círculo polar ártico. Como bien saben los esquimales, una dieta exclusiva de reno (o combinada con conejo) provoca los siguientes efectos:
“(…) Durante los primeros días se come cada vez más y más, hasta que al cabo de una semana el consumo inicial se ha multiplicado por tres o cuatro. En ese momento se muestran a la vez signos de inanición y de envenenamiento por proteínas. Se hacen muchas comidas, pero al final de cada una se sigue hambriento; se está molesto debido a la hinchazón del estómago, repleto de comida, y se empieza a sentir un vano desasosiego. Transcurridos entre siete y diez días, comienza la diarrea, la cual no se aliviará hasta que no se procure uno grasa. La muerte sobrevendrá al cabo de varias semanas”.
Esta prolija descripción se la debemos al antropólogo Marvin Harris (‘Bueno para comer’), siempre tan preocupado por las cosas del comer.
¿Y qué te importa a ti esto, que no eres esquimal, ni expedicionario y ni siquiera te gusta el conejo?, te preguntarás. Puede servirte para escarmentar en carne ajena, por ejemplo, cuando te propongan hacer una dieta hiperproteínica, tipo Atkins. No queremos ser alarmistas, pero a finales de los 70, al menos 60 personas murieron tras seguir la Dieta de La Última Oportunidad (The Last Chance Diet, vaya nombrecito) que propugnaba la ingesta exclusiva de proteínas líquidas extraídas de tendones y pieles de animales.
Actualmente las dietas ricas en proteínas están de moda entre un grupúsculo de seguidores de las dietas paleolíticas, que rechazan los alimentos procesados, los cereales, los lácteos y cualquier otra ‘perversión moderna’ (del Neolítico para acá). No hay peligro, siempre que sepan complementar adecuadamente su régimen, según explica Darío Pescador, divulgador y autor del blog Transformer:
“En los últimos años se ha demostrado que una dieta alta en proteínas no es peligrosa para los riñones de las personas sanas. El riesgo no proviene de ingerir mucha cantidad de un nutriente, sino de descuidar los otros. En el ejemplo de los exploradores que sufren del ‘mal de caribú’, el problema es que comían solo el músculo, y no otras partes del animal. La grasa es la principal fuente de vitaminas y de energía en la dieta de los esquimales”.
En esto del control de peso, considerar las grasas y los hidratos de carbono como los malos de la película y las proteínas como los buenos es un error generalizado. Según Pescador, “no es el exceso de grasa sino el de azúcar lo que más afecta a la salud. La dieta tradicional de los esquimales, que están sanos comiendo proteína y grasa, es una prueba. La población de EEUU, que está enferma consumiendo grandes cantidades de azúcares y alimentos bajos en grasa, es la prueba definitiva”.

lunes, 16 de julio de 2012

Aqua Lubricata Benedicta

Holy water lube
 


Warding off dryness since 159 B.C.
Jesus wept but you don't have to.
Don't spend forty days and forty nights in the desert!
Bless your sweet pootang and dip that ass in the Water of LIFE!
Baptize that John and make it an upright Christian!
Hide the Pulpit with the speed of an Olympic luge!
Don't just give into temptation...Slide into it..and out of it..and into it.
Specifications:
4oz / 120ml
$19 per bottle
Aqua Lubricata Benidicta

Daddy

Oh, daddy!
"Daddy" is a song recorded by Sammy Kaye. It hit number one in the Billboard on June 21, 1941.[citation needed]
Robert William "Bobby" Troup Jr. (October 18, 1918 - February 7, 1999) was an American actor, jazz pianist and songwriter. He is best known for writing the popular standard "(Get Your Kicks On) Route 66", and for his role as Dr. Joe Early, the more calm, yet dedicated doctor of Julie London's and Robert Fuller's characters, in the 1970s US TV series, Emergency!
Life and music
Bobby Troup was born in Harrisburg, Pennsylvania. He graduated from the Wharton School at the University of Pennsylvania. Bobby Troup was a member of the Sigma Alpha Epsilon (ΣΑΕ) fraternity and the Mask and Wig Club.
His earliest musical success came with the song "Daddy" which was a regional hit in 1941. Sammy Kaye and His Orchestra recorded "Daddy", which was no.1 for 8 weeks on the Billboard Best Seller chart and the no.5 record of 1941. Glenn Miller and His Orchestra performed "Daddy" on their radio broadcasts, and The Andrews Sisters also recorded the song.

Sammy Kaye (March 13, 1910–June 2, 1987), born Samuel Zarnocay, Jr., was an American bandleader and songwriter, whose tag line, "Swing and sway with Sammy Kaye", became one of the most famous of the Big Band Era.
Official Website
This song was performed by Sammy Kaye and appears on the album Swing and Sway with Sammy Kaye 21 of His Greatest Hits (1998).
Hey, listen to my story 'bout a gal named Daisy Mae
Lazy Daisy Mae
Her disposition is rather sweet and charming
At times alarming, so they say

She has a man who's tall, dark, handsome, large, and strong
To whom she used to sing this song


Hey, daddy, I want a diamond ring, bracelets, everything
Daddy, you oughta get the best for me
Hey, daddy, gee, don't I look swell in sables?
Clothes with Paris labels?
Daddy, you oughta get the best for me

Here's an amazing revelation
With a bit of stimulation
I'd be a great sensation
I'd be your inspiration

Daddy, I want a brand new car, champagne, caviar
Daddy, you oughta get the best for me

Hey, daddy, I want a diamond ring, bracelets, everything
Daddy, you oughta get the best for me
Hey, daddy, gee, don't I look swell in sables?
Clothes with Paris labels?
Daddy, you oughta get the best for me

Here's an amazing revelation
With a bit of stimulation
I'd be a great sensation
I'd be your inspiration

Daddy, I want a brand new car, champagne, caviar
Daddy, daddy
You oughta get the best for me, la-dah

Las surrealistas

F
Remedios Varo, Exploration of the Source of the Orinoco River, 1959.
Women Surrealists are women artists, photographers, filmmakers and authors of the Surrealist Movement which began in the early 1920s. Many of them were part of, or connected to, the official Surrealist movement. Others were inspired but more distantly connected.
Painters
  • Eileen Forrester Agar (1899–1991) was born in Argentina and moved to Britain in childhood. She was prominent among British surrealists; Agar made intricate collages and paintings of abstract organic shapes.[1]
  • Leonora Carrington (1917–2011) was a British-born Surrealist painter. She met the Surrealist Max Ernst in 1937, and had a painful and complicated relationship with him. Much of her work is autobiographical.[2]
  • Kay Sage (1898–1963) began painting surrealist landscapes in the late 1930s, met and married fellow surrealist Yves Tanguy in 1940.[2]
  • Dorothea Tanning (1910–2012) was unable to join the Surrealists in Paris in 1940 because of the threat of war; she worked in New York, Arizona, and then Paris after the war. Her work has a rumpled, "juicy" look.[2]
  • Remedios Varo (1908–1963), a Spaniard who moved to Mexico, was known for her dreamlike paintings of scientific apparatus. She was married to the Surrealist poet Benjamin Peret.[2][3]
Sculptors
Photographers
  • Claude Cahun (1894–1954) was a French photographer and writer, associated with the surrealist movement.
  • Lee Miller (1907–1977) was an American photographer, photojournalist and model.
Fashion
Although not commonly classed with other fine arts, fashion also produced at least one Surrealist woman artist. Elsa Schiaparelli, (1890–1973) was an Italian fashion designer, a colleague of, friend of, and collaborator with Salvador Dalí and Leonor Fini, among others.[6]
See also

el amante ideal

vidamalizia.blogspot.com/search/label/Consolaciones

Donna cornuta -síntomas

Él está raro ... (por la mina Malizia)

Es muy triste decir que todos los ítems que pongo a continuación los viví en carne propia. Y que soy una mujer a la que la han coronado varias veces. No justamente con tiaras de diamantes, o como reina de la primavera, o de la nieve en Bariloche, o del salame en Oncativo, sino con la corona que viene bordada con la palabra" infidelidad". Todos estos síntomas fueron un escalón para llegar a la triste verdad de ser una donna cornutis.
Algunos ya los mencioné en otro post, pero bien vale la pena repetirlos. Temo, por otro lado, generar una paranoia sin sentido en mujeres que dudan a la hora de saber si su cuchi cuchi las engañan.

Corona alerta roja cuando:

1. Está raro, callado, no te llama como antes, o simplemente se aleja de vos sin que medie algún motivo, tampoco tiene gestos cariñoso hacia tu persona. Lo encontrás pensando, como ido, pero cuando le preguntas qué mierda le pasa, te responde: a mi nada, qué me va a pasar. Rehusa con énfasis el clásico: "tenemos que hablar", o cualquier conversación que gire acerca de la pareja. Asegura que no debemos preocuparnos, que pronto se le pasará.

2. Cada vez que querés tener relaciones sexuales encuentra una excusa: está muerto de todo lo que trabajó en el día, perdió su equipo de fútbol, le duele el huevo izquierdo, sos una insaciable que sólo quiere sexo, y él es un ser humano, que necesita descansar ; o simplemente se da vuelta en la cama y se duerme mientras vos te ponés el camisolín de seda negro en el baño para sorprenderlo. Conclusión en el mes lo hacen 1 o 2 veces con suerte.

3. Siempre surge algún congreso, o reunión, fiesta o algo que hace que se ausente más de la cuenta. Y cuando vuelve siempre viene cantado y de buen humor. Si perdió algún slip, o trae bombachas en su maleta, no le creas que es un regalito para vos. También empieza a salir más con amigos, o se anota en un curso pedorro, del tipo artesanías en papel de barrilete, que le insume varias horas en la semana.

4. Dejó la milanesa con papas fritas, y empezó una dieta estricta. Te pide que le cocinés todas cosas diéteticas, incluso toma Coca Light, bebida que siempre te criticó. Además se anotó en un gym y va a hacer pesas todos los días de las semana para lo que se levanta 2 horas antes que de costumbre. Se compró cremas antiarrugas, y ropa nueva. Y algo muy importante, ni bien llega se ducha y se pasa media hora o más en el baño.

5. Aparecen gastos en la tarjeta de crédito con nombres de negocios que no conocés, y cuando le preguntás, él aduce no recuerda qué compró allí, o el clásico no sé/no contesta, no te metas con mis gastos. ¡Controladora! También aumentan los gastos en restaurantes, que siempre son cenas o almuerzos con clientes.

6. El teléfono suena a toda hora, incluso a la madrugada pero cuando levantás no contesta nadie. No sólo no contestan sino que se quedan escuchando, podés sentir la respiración del otro lado del tubo y luego cuelgan. Él te dice: no contestés más que seguro es un pajero que se dedica a joder a la gente. O también puede decirte: dejá que contesto yo, pero corta al segundo de que suena.

7. Pasa horas con su email, sobretodo luego de que te vas a dormir, incluso lo podés encontrar a media noche, o a la madrugada, sentado frente al monitor. Cuando te ve inmediatamente pone Google, y te dice que estaba desvelado y no quería molestarte dando vueltas en la cama. Inmediatamente apaga y vuelve a dormir con vos. Claro que no te da el besito de las buenas noches, y ni soñés con hacer cucharita.

8. También, puede encerrarse a hablar con su celular en el baño, o recibe mensajes que no lee delante tuyo, o simplemente apaga el teléfono cuando está con vos, para que no los molesten. Se puede volver loco si por algún motivo se olvidó el celular en casa, y te pide que se lo apagués, o manda una moto a buscarlo inmediatamente.

9. A pesar de que hace mucho que no te hace un regalo, o se olvidó del aniversario, un día aparece con flores, o te invita a cenar, en una actitud totalmente de perrito que hizo caca en el living, y te dice que vos sos tan buena, mientras te mira a los ojos con los suyos enrojecidos y no por el porro. Incluso te abraza como si fuera la última vez que lo va a hacer, diciendo que él te quiere.

10. Ante la inminente llegada de las vacaciones empieza a hacer lobby para irse sólo, o propone que vayas con tus amigas, que la relación necesita oxígeno para seguir bien. Los planes de viajes juntos son cosa del pasado, están off. Y te da razones y hasta libertad para que vayas dónde quieras y con quién quieras. Eso sí no preguntés: ¿y vos con quién vas, o adónde?

11. Siempre va con su frasco de perfume en la guantera del auto, y con chicles extra mint, o pastillas de menta, y cuando llega a tu casa huele como si se hubiera puesto medio frasco encima. Si le preguntás por qué se perfumó tanto, siempre te va a decir: mirá que sos jodida.

12. Por sobre todo cuando una se sienta delante de él y lo mira a lo ojos, buscando la sinceridad que cree merecer, y le pregunta si hay otra. El comenzará a ejercer el papel de ofendido, qué nos creemos, somos más celosas que Otelo, y caemos en la obsesión. Con esas dudas vamos a tirar por la borda la relación y sólo haremos que él se canse. Esto no dura mucho, porque termina dando un portazo, o subiendo al auto para partir raudamente, o a enfrascarse en el partido de fútbol que dan por la tele.

Red Hot Riding Hood, Cinderella and the Big Bad Wolf

OOH Daddy (1943)
[had Betty Grable's figure, Lena Horne's singing voice and Katharine Hepburn's face]
original lirics 
Red Hot Riding Hood es un cortometraje animado, dirigido por Tex Avery y estrenado el 8 de mayo de 1943 por Metro-Goldwyn-Mayer. En 1994 apareció en el séptimo puesto de la lista 50 Greatest Cartoons, realizada gracias a los votos de varios especialistas en la animación.
  • 1 Trama
    La historia comienza con un narrador que relata la versión común de Caperucita Roja, con el personaje principal yendo a visitar a su abuelita a través del bosque. Sin embargo, el lobo se rebela y dice estar aburrido de hacer siempre la misma historia, comentario que es también apoyado por Caperucita y su abuela. Asombrado, el narrador accede a cumplir sus demandas y comienza nuevamente la historia de una manera totalmente distinta. Ahora, la historia tiene lugar en un ambiente urbano contemporáneo donde Caperucita Roja trabaja en un club nocturno, el lobo es un mujeriego y la abuela es una acosadora de hombres.
    El lobo va a visitar el club donde trabaja Caperucita, y al momento de verla reacciona salvajemente ante el espectáculo que la joven realiza. Cuando Caperucita termina de cantar, el lobo la lleva hasta su mesa, donde intenta conquistarla. Sin embargo, la joven le dice que debe ir a visitar a su abuela. El lobo logra llegar al departamento de la abuela antes que Caperucita, pero en vez de seguir la lógica de la historia original, es la anciana la que persigue al lobo, acosándolo para que no se vaya.
    Tras caer por la ventana del departamento, el lobo regresa al club nocturno. Harto de las mujeres, promete que se mataría antes de desear otra. Inmediatamente, aparece Caperucita Roja y el lobo cumple su promesa. Sin embargo, su espíritu se queda en el club nocturno y reacciona de manera similar a como lo había hecho originalmente.
    Plot
    The story begins with the standard version of Little Red Riding Hood (with the wolf from Dumb-Hounded, the cartoon which saw the debut of Avery's Droopy) until the characters suddenly rebel at this done-to-death staging and demand a fresh approach.
    The annoyed narrator accedes to their demands and starts the story again in a dramatically different arrangement. Now the story is set in a contemporary urban setting, where Red is a cute and talented performer. The Wolf is a debonair skirt chaser who is in love with Red, but she wants nothing to do with him. Red escapes the Wolf, saying she's going to her Grandma's house, but when the Wolf arrives Red is nowhere to be found. Grandma is an oversexed man-chaser who falls head over heels for the Wolf. Upon seeing him she whistles and says, "At last a wolf! Yahoo!" The Wolf tries to escape but Grandma blocks the exit and asks him, "What's your hurry, hairy?" She locks the door, drops the key down the front of her evening gown, and poses provocatively for him. Soon after Grandma puts on a bright red shade of lipstick and tries to kiss the Wolf several times during his stay. He tries to escape, but the lovelorn granny chases after him. Every door the Wolf opens Grandma is there waiting with puckered lips. He finally makes his escape by jumping out a window, severely injuring himself in the process. As this is a Tex Avery cartoon he immediately recovers, and makes his way back to the nightclub. There, the Wolf says, "I'm fed up! I'm through with women. Why I'll kill myself, before I'd even look at another babe." Immediately after this, Red takes the stage and begins another performance. He pulls out two guns and commits suicide, but his ghost rises from his dead body and howls and whistles at her like he did earlier.
  • 2 Recepción
  • 3 Otras versiones
  • 4 Parodias
  • 5 Referencias
  • 6 Enlaces externos

Put your arms around me, Wolfie

Oh Wolfie! (Cinderella) [Cenicienta]

Source
The Fairy Tales of Tex Avery
"Fairy tales, unlike any other form of literature, direct the child to discover his identity and calling, and they also suggest what experiences are needed to develop his character further."
~ Bruno Bettelheim, "The Uses of Enchantment"1
"Children know something they can't tell: they like Red Riding Hood and the wolf in bed!"
~ Djuna Barnes, "Nightwood"2

The origins of the fairy tale have been traced as far back as Egypt in the thirteenth century before Christ,3 but modern readers know the genre from Charles Perrault's printed adaptations of popular folktales like "Cinderella" and "Little Red Riding Hood" in 1697 (Mother Goose Tales) and the Grimm Brothers' somewhat sanitized updates in the early 1800s. A few decades later, Hans Christian Andersen brought new readers to the genre by writing new stories. With the advent of movies in the 20th century, fairy tales, which had never really vanished from the literary landscape, resurfaced as an important cultural form in feature films by Disney, but these were less a rethinking of the genre than an elaborate visual recapitulation, in plush and suffocating detail, of Perrault and Grimm. It was in the Hollywood cartoon short, and especially the work of Tex Avery at Warner Bros. and M-G-M, that a truly modern version of the fairy tale emerged.
Red Hot Riding HoodWith their simple storylines and language, exotic backgrounds, supernatural and melodramatic elements, interplay between animal and human characters, and frequent child heroes and heroines, fairy tales were an obvious choice of subject matter for Hollywood animators, just as they were for the medieval mothers who used them to entertain and instruct their children. (The fact that these stories, based on long-standing oral traditions, predate the copyright laws and were thus free to adapt was surely another factor.) In works like Snow White and the Seven Dwarfs (1938), Disney brought the terror of "Old Europe," with its misshapen men, paranoia-inducing forests, and witches masquerading as kindly apple-sellers, to American audiences searching for fresh thrills. A work like The Three Little Pigs (1933) played off classic childhood fears of an unstable world plagued by male-identified monsters (the wolf-father) whose perverse purpose in life was their destruction. Perrault's versions of the fairy tales stressed morality by negative example: in his "Little Red Riding Hood," Red foolishly chats with a stranger (the wolf), and both she and her grandmother are devoured, while the wolf lives to eat again. The Grimms disliked this scenario, and borrowed a hunter from another source; in their version the hunter kills the wolf and slits open its belly, freeing the undigested Granny and Red. Disney followed Perrault in creating frightening worlds seen from a child's perspective and the Grimm Brothers in imposing a happy ending. From both sources Disney drew its devotion to a classical unity, what Bettelheim identifies in fairy tales as the all-important process of "bringing order out of chaos."4
Red Hot Riding HoodNot everyone in Hollywood was so enamored of order or happy endings or the sentimental school of mindless, grinning "funny little animals." Perhaps the least enamored was Tex Avery, who during his stint at Warner Bros. and M-G-M made seven formal, recognizable fairy tales and one related blackout film (A Gander at Mother Goose) between 1937 (Little Red Walking Hood) and 1949 (Little Rural Riding Hood). These cartoons represent an assault on the Bettelheim school that sees fairy tales as the source of moral instruction for youth, and, closer to home, on the Disney aesthetic. Avery's versions of these archetypal stories, made to satisfy both children and adults, attempt to reverse Bettelheim by "bringing chaos out of order." For young audiences, Avery preserves the trappings of the genre — talking animals, supernatural events — and adds the cinematic touch of physical law constantly challenged. For adults, he litters his work with sexual innuendo and distancing devices that replace the sense of reassuring archetypes with a modernist construct that merges the story with its audience, puts adult preoccupations (e.g., sex) in place of children's, and imagines characters not as clueless tabula rasas awaiting moral enlightenment but as sophisticated, willful creatures with a bottomless bag of tricks. Avery's fairy tales jettison the whole idea of morality, along with other troublesome concepts like logic, sense, and sexual repression. He brings the "big bad wolves" and "red riding hoods" out of the sanctity of the linear narrative and into the service of the gag, creating in the process a unique world of self-conscious "cartoon actors" who know they're in a cartoon and freely comment on their status as fictional creations, undercutting the story at every turn. Part of this approach was an outgrowth of the collaboration of Avery with fellow renegades Chuck Jones, Bob Clampett, and other denizens of Warner Bros.' "Termite Terrace," but Avery's application of modernist elements to an ancient cultural form is the most complex and extreme of the lot.
Avery's dislike of Disney's sentimental excesses fueled much of his work, and the first thing we notice about his versions of similar material are the radically different settings. Whereas in a film like Snow White Disney painstakingly reproduced the forest backdrop familiar from the written fairy tale, Avery dispenses entirely with such imagery in favor of urban hot-spots like pool halls and nightclubs. Much of the action of his most famous fairy tales — Red Hot Riding Hood, Swing Shift Cinderella, and Little Rural Riding Hood — takes place in a nightclub. In Cinderella Meets Fella, he masterfully merges the traditions of Old Europe and New America in a single image: a bar called "Ye Olde Beere Jointe." Where Avery does use the kind of rural setting common to fairy tales, he makes it insufferably Disneyesque; in The Bear's Tale, the camera self-consciously pans the same woodland so many times, with a mocking narrator each time intoning ". . .the beautiful green forest," that the effect becomes purposely enervating. For Disney, the visual truth of a setting, and the resulting suspension of disbelief, was crucial in involving the viewer in the world onscreen. For Avery, the logic of the gag, which frequently called attention to the story-as-invention, always surpasses the need for mere verisimilitude.
The fairy tale plot tends to be grimly schematic and deterministic: the reader knows that dire events will follow from Red Riding Hood telling the wolf where her grandmother lives. Avery's "plots" (one must use quote marks) are filled with distancing devices and narrative ruptures that make the universe appear far less predictable. In The Bear's Tale, the story itself is fractured, as Red Riding Hood inexplicably appears in what's supposed to be an account of "Goldilocks and the Three Bears." (Red saves Goldie from the wolf by reaching over the split-screen line that separates them.) In Little Red Walking Hood, the action of the story is interrupted, to the loud disgust of the actor-wolf and actor-girl, by what appear to be real-life silhouettes of people clumsily entering the theatre and trying to find a seat to see the cartoon. Cinderella Meets Fella has a happier version of this distancing device, as Cinderella disappears, only to turn up as a real-life shadow waving and yelling at "Fella" (who's still onscreen and in the narrative proper) from the audience watching the cartoon. Avery's inclusion of the audience — even in silhouette form — in the story undermines the linear narrative, and any potential moral that might be derived from it, by pointing out that these are, after all, only fictional inventions.
Avery has never been considered a "personality animator" in the mode of Disney, and never thought of himself as such, though it's hard not to see "personality" in characters like the eternally aroused Wolf, or the stupidly self-absorbed papa Bear in The Bear's Tale, or for that matter in his sexy, droll Cinderellas and Red Riding Hoods. While Disney is correctly credited with singlehandedly rescuing the animated cartoon from the simple gag orientation of the silent era, many of his much-vaunted "characters" are quite dull, particularly the saccharine fairy tale heroines Cinderella and Snow White. (He got more mileage out of the Wolf in the Three Little Pigs, perhaps because of that film's unavoidable connection to the too-close terrors of the Depression.) Contrast the Disney version with Avery's Swing Shift Cinderella. Key elements of this familiar tale are blithely dumped; there's no glass slipper here, or tearful reunion with the prince. (There's no prince.) For love interest, Avery recruits Red Riding Hood's horny Wolf. Cinderella's no longer the timid drudge of Disney, Grimm, or Perrault, but a busty pin-up babe who does a sexy song-and-dance act that drives the wolf into a frenzy of lust. The story becomes increasingly unrecognizable, no longer a morality tale about the rewards of being "good" but a campy erotic farce in which the Wolf pursues Cinderella while trying to resist the equally frantic attentions of an aged fairy godmother on the make.
Avery's relentless sexual motifs are a crucial part of his attack on Disney. In The Bear's Tale, Goldilocks is skipping through the forest with exaggeratedly cloying moves, swinging her hands wildly through the air with a vacuous grin. But it's typical of Avery that he rescues her from the Disneyesque bathos her first appearance implies; she confronts the Wolf in Grandma's bed, and he's disgusted with the fact that she's not Red Riding Hood. She then does a surprisingly lascivious stroll in front of him and says provocatively, "What's she got that I haven't got?" Red is no longer the blank identification figure of the written versions, waiting for rescue by the hunter, but a willful, sexually aware gamin who may be as attracted to the wolf as he is to her. Little Red Walking Hood is another visually childlike character, at least in height, who shows an adult sexuality; her courtship by the wolf is typical of a kind of comic quasi-bestiality theme that runs through Avery's work.
Red Hot Riding HoodAvery discussed this idea in an interview with Joe Adamson; it was something he was well aware of in his career because he had censorship problems with it. The title character of Red Hot Riding Hood was designed as a pin-up, to boost Army morale, but the Hays Office objected to the wolf's reaction to Red — "showing body heat, the steam coming out of the collar, and the tongue rolling out" and forced Avery to make cuts. "Sometimes we would just stiffen him out in mid-air; he'd make a take and his whole body would stiffen out like an arrow! And they cut that one out on us." Such imagery was apparently important enough to Avery that, rather than capitulate, he devised a strategy to salvage it. He would insert a number of over-the-top gags he knew would be cut, and the ones he really wanted would be left alone by a then-satisfied censor.5 Like Djuna Barnes, Avery knew that kids — and soldiers — "like Red Riding Hood and the wolf in bed!"
Judging from the numbers, Little Red Riding Hood was Avery's favorite fairy-tale heroine; he did three versions of her story with Little Red Walking Hood, Red Hot Riding Hood, and Little Rural Riding Hood, and couldn't resist introducing her into The Bear's Tale, his update of "Goldilocks and the Three Bears." He did the Cinderella story twice, once at Warners (Cinderella Meets Fella) and once at MGM (Swing Shift Cinderella). The "Three Little Pigs" appear twice — once in the Hitler satire Blitz Wolf and once as part of a gallery of fairy tale characters in A Gander at Mother Goose. Some notes on these films follow.
A Gander at Mother Goose (1940) and Blitz Wolf (1942)
A Gander at Mother Goose is not a fairy tale proper, but a collection of blackout sketches based on fairy-tale characters that serves as a kind of mini-encyclopedia of Avery's fairy-tale gags and motifs. There's nudity (Humpty-Dumpty's fall tears his pants, revealing a very human pair of buttocks); quasi-incestuous sex (Jack and Jill go up the hill to make love); scatology (a dog wishes for a tree and becomes hysterically happy when it appears); and Disney sentimentality and payback (a cloying Little Hiawatha is berated by an eagle for shooting him in the ass). There's also an amusingly topical sequence based on "The Three Little Pigs"; the Wolf's slobbering, spitting exhalations force the disgusted pigs to hand him a bottle of mouthwash, and the embarrassed wolf's screamed response is a satire of a catchline from an ad for a then-popular mouthwash: "Why don't some of my best friends TELL me these things?"
Blitz WolfMuch of Disney's version of the "Three Little Pigs" is focused on the building of the houses. Avery, less interested in the virtues of the work ethic, minimizes this process in his take on the story. Blitz Wolf is an elaborate send-up of Hitler, who appears here as Avery's ubiquitous, comically pompous Wolf. The war, and catering to "our boys" who were fighting it, gives Avery the excuse to insert some surprisingly up-front sex gags. In one of his most blatant, the militant pig counters a very phallic missile with a copy of Esquire magazine. With a lewd smile, he holds up a cheesecake image, which causes the missile to retreat, bring back a group of its "friends," who then line up at stiff attention, emit a scream the viewer can't help but read as an orgasm, then fall limp back to Earth.
Cinderella Meets Fella (1938) and Swing Shift Cinderella (1943)
Egghead, a precursor of Elmer Fudd, is the "fella" of the title, and his co-star bears little resemblance to the sexpot created five years later for Swing Shift Cinderella. She's small, more like a midget than a child, but feisty; desperate to locate her fairy godmother, she screams with a man's voice at the police: "GO GET HER, BOYS!" As in the other fairy-tale films, the godmother here is a lush, a fact well known to the police who are helping Cinderella find her ("Don't worry, lady, we'll search every beer joint in town!"). The opening frames offer a neat precis of Avery's style, starting with a formal, traditional image and sound (a fancy invitation to the ball, with appropriately courtly music) but quickly moving into the modern era (the invitation ends with an ad for "Sweeney's Drive-In" with a hot jazz background). Cinderella Meets Fella is also prescient: in an early, ironic variety of the much-loathed "product placement" of present-day cinema, Fella finds a note from his beloved that says "Dear Princy. . . went to a Warner Bros. show."
Five years later, Avery abandoned the brassy midget of Cinderella Meets Fella in favor of a more mature version. The title character in Swing Shift Cinderella is one of Avery's war-effort creations, a sexy pin-up girl come to life to show the American armed forces what they were fighting for. But she's no lifeless love doll — besides her night job as a "Rosie the Riveter" type steel plant worker, she's an entertainer at the local nightclub. The fairy godmother doesn't dress her up for a prince but for her nightclub act, "Oh Wolfie!", a lurid display intended to drive the Wolf crazy. Cinderella, wielding a huge mallet, is as violent in her rejection of the Wolf as he is in his attempts to nail her. Swing Shift Cinderella is justly famous for a series of phallic sight gags by the Wolf, but the female characters are just as sexual and just as phallic. The fairy godmother is as randy as the Wolf, the object of her desires, and transforms herself into a kind of battering ram as she tries to land him. In one trick, she shoots a plunger at him, which then becomes a fishing rod that lets her reel him in.
The Bear's Tale (1940)
The Bear's TaleThis short, an amalgam of "Goldilocks" and "Little Red Riding Hood," is a masterpiece of self-reflexivity, with many of the gags based on narrative breakdowns. The Wolf reads the "Goldilocks" story that he's appearing in. Papa Bear claims he knows it's only Goldilocks upstairs, not a robber, because "I read this story last week in Reader's Digest." Best of all is the scene in which Red, with a broad New York accent, teams up with Goldie to defeat the wolf: "Hello, Goldie! This is Red Ridin' Hood. I just found a note from that skunk the Wolf. . ." Avery's suspension of physical law allows Red, who's in a different location from Goldie, to reach across the screen's dividing line and hand her a note. Avery is a literal presence in much of his work; here he "appears" as the voice of the buffoonish, self-entranced Papa Bear, whose laugh is like a heartier version of Screwy Squirrel's obnoxious cackle.
Little Red Walking Hood (1937), Red Hot Riding Hood (1943), and Little Rural Riding Hood (1937)
Little Red Walking Hood is the first of Avery's three formal adaptations of this story. He was apparently so intrigued by something in the story that he even allows it to bleed into The Bear's Tale, his version of "Goldilocks and the Three Bears." Here he blatantly exploits what is implicit, but often unacknowledged, in the written fairy tale: the idea of the Wolf going to bed with Red. The bare bones of the story are intact, but the characters deviate entirely from the model, ridiculing each other and the story, and generally sending up the solemnity of the proceedings. The Wolf courts Red not because he wants to get Granny's address but because he's hot for Red. But she is one of Avery's many unobtainable women; she's bored by the Wolf and shows it by giving him the literal cold shoulder. Granny, like the old women in other Avery fairy tales, is a lush who interrupts the Wolf's attack on her to order "a case of gin" from the local grocer. (She also addresses the audience directly: "Will you people pardon me just a minute?") Even the climax is not safe from Avery's self-reflexive gags; Red and the Wolf stop their fistfight to denounce two patrons getting into their chairs in the theatre where this cartoon is playing. As "cartoon actors," Granny and the Wolf collaborate in continuing the drama: when the Wolf hears Red coming, he panics, and Granny quickly hands him her clothes so he can dress up like her for the next scene.
In the opening sequence of Red Hot Riding Hood, a simpering narrator says, "Good evening, kiddies! Once upon a time Little Red Riding Hood was skipping through the woods. . ." But this time the Wolf stops and refuses to continue: "I'm fed up with that sissy stuff . . . Every Hollywood studio has done it this way!" Taken aback by this sudden revolt, which Granny and Red also join in, the shocked narrator agrees to try a new tack. Thus the terrified little-girl Red is reborn as a red-hot mama who performs at the local nightclub. Her lyrics are unapologetic in demanding material reward for sexual favors: "Hey Daddy . . . you better get the best for me!" But, as in Swing Shift Cinderella, Avery surprises by devoting most of the time to the Wolf's frantic attempts to escape the violent attentions of an older woman, Granny, who's now a sex-mad hepcat.
Little Rural Riding HoodIn Little Rural Riding Hood, the title character reaches the height of stylization; she's no longer a child-image, nor a sexy pinup, but a hybrid: tall, ugly, and angular, with prehensile toes that open and close doors on the Wolf's face. She's also self-possessed and sexually volatile, though her voice sounds suspiciously like Screwy Squirrel's taken down a register. The Wolf's equally rabid; in a sequence that threatened to bring on the censors, he insists he has no plans to eat Red: he wants more fleshly pleasures: "Ah'm gonna chase her and catch her and kiss her and hug her and love her and hug her and love her. . ." As so often in Avery, both Red and the Wolf speak directly to the audience, not even bothering with the "suspension of disbelief" that's critical to most fictional constructs, literary or cinematic, but whose absence makes Avery even today the most modern of cartoon auteurs.
Notes
1. Bettelheim, Bruno. The Uses of Enchantment, New York: Vintage Books, 1989. p. 24.
2.Barnes, Djuna. Nightwood, New York: New Directions, 1937.
3. Leach, Maria, ed. Dictionary of Folklore, Mythology, and Legend, v. 1, New York: Funk & Wagnalls, 1949, p. 366.
4. Bettelheim, op cit., p. 74ff.
5. Adamson, Joe, Tex Avery: King of Cartoons, New York: Pop

Yo también te quiero, pero...

sábado, 14 de julio de 2012

Tanja, la carne de guerrillero

Tanja Nijmeijer, una idiota útil de la izquierda castrista en Colombia, en su escalada de gozo a cuero limpio entre la soldatesca y la comandancia... Leer partes de su diario 
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El embajador de Colombia en La Haya, Francisco José Lloreda, en relación al documental publicado por RNW sobre la presencia de la joven holandesa, Tanja Nijmeijer, en las FARC, afirma que se trata de apología al terrorismo por parte de una ciudadana extranjera, sin importarle el sentimiento de los colombianos, sin importarle las víctimas.
Descargar
Escuche la entrevista con el embajador Lloreda
El diplomático afirma que Tanja procura vender al mundo una idea distorsionada de lo que es el grupo guerrillero FARC y lo que significa su pertenecía al grupo terrorista. Acerca de la participación de la holandesa en la guerrilla, el embajador añade, que las FARC que desde hace más de cinco décadas han procurado sembrar terror en Colombia, es un grupo que ha perpetrado, según estimaciones, más de 600 actos terroristas, incluidas masacres, asesinatos, voladuras de pueblos y lo que Tanja termina haciendo es confesando que ella es una terrorista y que ella misma ha colocado bombas.

Artículos relacionados

Y la pregunta es por qué no se piensa en todas aquellas personas que Tanja, seguramente, ha afectado independientemente de que hayan perdido sus vidas por este tipo de acciones. Lloreda afirma que Tanja Nijmeijer deberá responder ante la Justicia colombiana por sus acciones.
Más sobre la nena


 

30 días después de la grabación de estas imágenes, Jorge Briceño (Mono JoJoy) y nueve de sus hombres fueron abatidos en un bombardeo del ejército colombiano. Documental de la ultima entrevista al Comandante de las Farc. Una realización de Jorge Enrique Botero y TV Mula 2010.



Documentario Tanja Niemijer en el FARC EP. P 3/5. La guerra contra el capitalismo y imperialismo.
Documentaire over Tanja Niemijer, lid van FARC EP en haar strijd tegen kapitalisme en imperialisme.
Esta tipa Tanja tiene que ser la puta preferida de los comandantes, porque buena sí está... la malparida

Esta holandesa es una idiota, me imagino la desilusion que sintio cuando vio que los cabecillas violan a niñas guerilleras de 12 y 13 años, o las parrandas que forman mientras el guerrillero raso esta llevando del vulto; me alegro que halla ingresado a las FARC para que sufra, tonta idealista.
Esta vieja no ha visto el efecto que tiene regresar los soldados sin miembros a los senos de su familia, o cuando no llegan lo que generar en un familia, o cuando los estan esperando por mucho tiempo, como mutilan a los soldados por culpa de su MIERDA implantada en los artefactos explosivos improvisados diseñados por ellos especialmente para ser hacer sufrir al soldado y no matarlo... etc puedo seguir..

http://youtu.be/FuAN-NuF6w0

http://youtu.be/pZk2lDU1RWA
http://youtu.be/vPu26h7Qfrw
http://youtu.be/D9PU2Rwrg_E
 
http://youtu.be/_E2jP5Prtqo

viernes, 13 de julio de 2012

Las niñas vírgenes de Pablo Escobar

Fuente
Fuente: Semana.com Sábado 30 Junio 2012
Escobar No parecía tener límites en la crueldad. Cuando hacíamos un allanamiento mandaba a matar a todos los hombres de las casas cercanas.
En el nuevo libro de Germán Castro Caycedo sobre la persecución al capo, Hugo Aguilar, el hombre clave en darlo de baja, asegura que para protegerse de mujeres espías asesinó a varias.
Esta historia es sencilla: Escobar tenía un grupo de jóvenes a quienes él llamaba Los Señuelos y a través de ellos iba tras cuanta muchacha virgen que estuviera entre los 14 y los 17 años. Es muy sencillo adivinar que los jóvenes las conquistaban, se las llevaban y luego las chicas permanecían cuatro o cinco días con él en su primera aventura sexual.

Pero los muchachos se las llevaban mediante todo un proceso de convencimiento que terminaba con el ofrecimiento de sumas de dinero que ellas jamás habían imaginado. Desde luego, pertenecían a clases no muy favorecidas en lo económico.
A algunas que se resistían más llegaba a obsequiarles automóviles de gama baja, a otras una casa popular, pero generalmente aquellas chicas “perdían la brújula”, como decía él, con ver solamente un fajo de billetes.
Bueno, se dio la alerta y la Policía comenzó a ofrecer dinero por información y un par de semanas más tarde un joven identificó plenamente y ubicó a uno de Los Señuelos, que simplemente se asustó el día que lo contactaron y más tarde los llevó “hasta la mina de las muchachas puras” –como él mismo les dijo–, en un mundo en el cual, entonces, prácticamente todas las jóvenes eran vírgenes.
—Y, ¿cómo vamos a hacer la operación? —le preguntaron.
—Fácil: el próximo viernes voy a llevar a una muchacha a Cocorná, en la selva del Magdalena Medio.
Efectivamente, se trataba de una chica del equipo de voleibol de Antioquia: blanca, fina como cualquier antioqueña, espigada, piernas tan largas que le comenzaban –como dicen–, debajo de las axilas, unos 16 años, cintura tallada.
Planificaron la operación con bandidos del cartel de Cali, moviendo a la chica y al señuelo por aire, pero varios comandos se movilizaron por el río Cocorná y otros por tierra, esperando caerle a Escobar un poco antes del amanecer.
(…)
La Policía hizo algunos movimientos pero cometió el error de no confirmar que Escobar estaba allí con una serie de invitados, y las cosas no funcionaron, de tal manera que fue necesario abortar la operación, luego de que aquella noche los comandos habían recorrido por tierra un trecho largo atravesando campos inmensos, puesto que buena parte del terreno estaba compuesto por sabanas y algunas matas de monte.
Finalmente, sobre aquellos campos abiertos volaron otros comandos en sus helicópteros, Escobar los escuchó y, desde luego, tuvo algo así como media hora para meterse en los bosques cercanos –siempre acampaba al lado de un bosque o de un cultivo de pastos de talla muy alta–.
De lo contrario –decían algunos oficiales– ese día lo hubiéramos capturado.
(…)
Él (Escobar) tenía un sitio especial en el barrio El Poblado, sector exclusivo de la ciudad. Era una casa bonita y allá llevaba a sus amigos: bacanales con muchachas jóvenes, comida, licores, música. En una ocasión le llegó un allanamiento pues se creyó que podría estar escondido en ese sitio, pero no resultó así. Lo cierto es que un poco después de la operación escuchamos por radio que llamó a Pinina.
—Ochenta. Ochenta.
Era un hombre muy grosero.
—Ochenta, ¿cómo es posible que nos caigan allá esas gonorreas? Nos están delatando. Alguien nos delata. Es mejor darles un viajecito a las palomas.
La mañana siguiente apareció muerta una muchacha joven, muy maquillada, liviana de ropas. Otras 24 fueron encontradas la noche siguiente y la otra y la tercera también. Tres noches apareciendo cuerpos de mujeres bellas en diferentes sitios de la ciudad. Ese fue el comienzo, porque la cuenta siguió por varios días.
En total las muertas fueron 49 chicas entre los 15 y los 19 años, clase media baja, algunas estudiantes, otras aspirantes a artistas de televisión, a modelos o a candidatas a reinados de belleza, pero todas desempleadas.
La verdad es que nosotros habíamos reclutado a una de ellas como informante, pero logró escapar a la matanza. A Maritza, la amparamos durante toda la guerra y hoy se encuentra protegida en Estados Unidos.
Escobar no parecía tener límites en la crueldad. Cuando hacíamos un allanamiento, ya fuera en busca suya o de los que estaban en aquel cartel de Se busca, mandaba matar a todos los hombres de las casas cercanas al inmueble allanado.
Él nunca se metía con las mujeres, a excepción de las niñas con las que hacía toda una fiesta. Normalmente, en las familias respetaba a los niños y a la mujer.
Se presentaron tres o cuatro casos similares, tomamos nota y en adelante alertábamos a la gente de la vecindad para que desaparecieran los hombres y escondieran en algún lado a las muchachas de más de 12 años. A los hombres no los masacraban allí mismo, sino los secuestraban, se los llevaban y los desaparecían.
(…)
Durante mucho tiempo nos pasamos noches enteras escuchando a Escobar, porque él sólo dormía durante las mañanas. A eso de las siete, las ocho de la noche salía al aire y empezaba a dar instrucciones. Hablaba por teléfono, llamaba a su gente para que le dieran informes detallados de sus actividades durante el día y, además, pasaba revista al estilo militar: hablaba con los principales y daba algunas instrucciones, órdenes de atentados, de secuestros, hacía concretar la información… Era un tipo cauteloso en las medidas de seguridad. Alertaba mucho a la gente, le recordaba historias anteriores en busca de reafirmar experiencias:
—¿Recuerda que usted cometió un error cuando murió fulano de tal? ¿Se acuerda por qué lo retuvieron en tal sitio? Ojo con eso… Y yo les quiero decir: esa gonorrea de coronel Martínez, el comandante del Bloque de Búsqueda, es un hijueputa que se mantiene sentado en el escritorio porque es un planeador y un tipo muy inteligente y, además, mantiene muy bien motivada a su gente, que no recibe dinero. Y ustedes hijueputas, tanto dinero que uno les da y, malparidos, es poco el trabajo que hacen. Mientras ellos caminan a puro pan y agua, aunque reciban plata del cartel de Cali.
(…)
Y comenzaba a hacer una especie de resumen de sus crímenes para tratar de levantarles la moral:
—Yo les tengo por ahí un premio –agregaba–. Llámeme a fulano de tal y a sutano, y dígales que necesito 500.000 dólares. A tal otro, tanto y al Burro, 1 millón. Que recuerden que ellos se enriquecieron a costillas mías y que hoy en día tienen que aportar a la guerra. Si se hacen los maricas, que ya saben lo que les espera.
(…)
Luego llamaba a políticos y les decía:
—Acuérdese que yo le colaboro con dinero cuando me pide, doctor.
Al senador de la república:
—Necesito que me haga nombrar a un muchacho médico como subdirector de uno de los hospitales de Medellín. Usted recuerde que la campaña para el Senado la hizo con mi plata. Démele inmediatamente trabajo a ese muchacho.
El médico era hermano de aquellos bandidos conocidos como Los Priscos, y el senador de la república, le decía:
—Sí señor, cómo no, cómo no. Tranquilo que será nombrado inmediatamente. Eso está hecho, no se preocupe.
—Bueno, espero rápido ese nombramiento.
—¿Señor y cómo está usted?, le decía el senador para cambiar el tema.
—Yo estoy por aquí en la selva y esos hijueputas buscándome allá en Medellín. Gastando dinero del Estado… Siempre es bueno que les quiten mi plata a esos gringos malparidos…
(…)
Normalmente esa era su rutina, aunque de pronto hacía algunos contactos más y pasaba a hablar con su familia.
—¿Qué hubo mija? —le decía a la Tata, su mujer, pero a ella no le hablaba de sus vírgenes, ni de sus delitos, ni de sus enemigos ni del tráfico de cocaína. Para ella, él era un hombre honesto, sencillo.

jueves, 12 de julio de 2012

Roberto Goyeneche

Tinta roja



Garúa
Fragmento de la película "El derecho a la felicidad" de 1968

En esta tarde gris

Uno...

Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina. Uno va arrastrándose entre espinas, y en su afán de dar su amor sufre y se destroza, hasta entender que uno se ha quedao sin corazón. Precio de castigo que uno entrega por un beso que no llega o un amor que lo engañó; vacío ya de amar y de llorar tanta traición... Si yo tuviera el corazón, el corazón que di; si yo pudiera, como ayer, querer sin presentir... Es posible que a tus ojos, que hoy me gritan su cariño, los cerrara con mis besos sin pensar que eran como esos otros ojos, los perversos, los que hundieron mi vivir... Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí; si olvidara a la que ayer lo destrozó y pudiera amarte... Me abrazaría a tu ilusión para llorar tu amor... Pero Dios te trajo a mi destino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré cómo quererte. Déjame que llore como aquél que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte. Pura como sos, habrías salvado mi esperanza con tu amor. Uno está tan solo en su dolor... Uno está tan ciego en su penar... Pero un frío cruel, que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo para siempre y se robó toda ilusión... 

Libertad Lamarque

"EL FIN DE LA NOCHE" Es la tercera película que Libertad filmó para el empresario Machinandearena en los Estudios San Miguel dirigida por Alberto de Zavalía.El estreno se realizó el 11 de Enero de 1944 en el cine Ambassador, con guión de Carlos Adén según la obra de Hugo Mac Dougall. Este film fue realizado y estrenado mientras se desarollaba la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia mundial, en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje. Comenzó el 1 de septiembre de 1939 para finalizar oficialmente el 2 de septiembre de 1945. De Mariano Mores y Enrique Santos Discépolo, Libertad Lamarque interpreta UNO. En su centenario:
http://unsiglodelibertad.blogspot.com




Tangos de la primera depresión argentina

que corresponden a las actuales ;-)
Al mundo le falta un tornillo
Carlos Gardel


Dónde hay un mango... (1933)
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay
canta: Tita Merello


La muchachada



Los amores con la crisis - Tita Merello

Trabajar? Nunca !

Se dice de mí

Letra: Ivo Pelay
Música: Francisco Canaro
Año: 1943
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Laura Ana Merello (Tita)
Buenos Aires, 11 de octubre de 1904 - Buenos Aires, 24 de diciembre de 2002...


Gabriela Giardino



Yolanda Rayo

Templo del Pueblo: comunismo sectario

La tragedia de Jonestown, pueblo de sectarios en la Guyana, comenzó con el asesinato de un congresista estadounidense y otras cuatro personas en una pista de aterrizaje en la selva. Tras este suceso, se produjeron, el 18 de noviembre de 1978, los asesinatos y suicidios de más de 900 miembros del llamado Templo del Pueblo
En 1974, Jones arrendó más de 12 km² de tierra del gobierno de Guyana, y los miembros del Templo del Pueblo comenzaron la construcción de Jonestown bajo la supervisión de los jefes de la comunidad. Jones volvió a California a animar a todos sus seguidores a mudarse a Jonestown. La popularidad de Jones creció enormemente en ese periodo, y pasó de tener 50 miembros en 1977 a tener más de 900 miembros en su momento de apogeo en 1978.

es.wikipedia.org/wiki/Jim_Jones_(pastor)
El Templo del Pueblo fue una organización religiosa fundada en los Estados Unidos en el año 1955 por el reverendo James Warren Jones (Jim Jones), bajo la denominación de iglesia cristiana pentecostal, pero que en cuestión de años varió sus creencias religiosas hasta llegar a sostener una mezcla de comunismo y cristianismo, con una doctrina ecléctica que integraba la oposición al racismo, la deificación de su líder, la organización de una comunidad marxista autárquica y la efectiva prohibición de la apostasía dentro de dicho culto.
El Templo del Pueblo estaba afiliado con la denominación protestante Discípulos de Cristo a la cual se unió Jim Jones desde 1952, hasta que fundó su propia comunidad religiosa en el año 1955, usando la denominación de Templo del Pueblo en la ciudad de Indianápolis, Illinois, Estados Unidos Jones auspiciaba programas de beneficencia en favor de pobres y sin hogar, además de abrir su congregación a la población negra de la ciudad, rechazando así la segregación racial imperante entonces en Estados Unidos. Hacia 1959 el Templo del Pueblo empezó a requerir a sus adherentes a intensificar sus vínculos entre sí dejando de lado las relaciones con sus familiares ajenos a la congregación, prohibiendo que las festividades religiosas fueran celebradas con personas ajenas a la congregación. Mientras tanto las ideas comunistas de Jones pasaron a ser el fundamento mismo de la nueva religiosa, aunque los líderes del Templo del Pueblo (incluido el propio Jones) lucharon por evitar que la doctrina marxista de su congregación fuera demasiado visible para sus fieles.
En 1963, el Templo del Pueblo empezó a abrazar oficialmente la idea de crear una comunidad agraria autosuficiente y aislada del resto de la sociedad, basada en el comunismo, y convocando a todos sus creyentes a unirse a este esfuerzo y salir de la zona de Indianápolis. El punto elegido por Jim Jones para la nueva sede del Templo del Pueblo fue la localidad de Ukiah, en California, desde 1965, cuando ya la mitad de la congregación estaba formada por personas de raza negra. A partir de esa fecha, habiéndose aleado los feligreses de sus relaciones amicales y familiares en Illinois, Jim Jones manifestó su abierta ruptura con la Biblia cristiana y denunció a los Estados Unidos y al capitalismo como el Anticristo, proclamando que sólo el comunismo era la doctrina que aseguraría la salvación de sus feligreses.
Hacia 1971 y 1972 el Templo del Pueblo se trasladó a Los Ángeles y San Francisco, al advertir Jim Jones que su base de afiliados era muy reducida en la zona agrícola de Ukiah. Esta mudanza permitió acceder a una mayor comunidad negra residente en la zona, alcanzando hasta 3,000 adherentes a mediados de la década de 1970. No obstante que el pastor Jim Jones era la máxima autoridad del Templo del Pueblo, las decisiones importantes eran asesoradas y ejecutadas por una directiva y una junta de planeamiento, formada principalmente por feligreses de raza blanca. Esta élite directiva permitió que el Templo del Pueblo alcanzara mayores conexiones con las autoridades locales de San Francisco, obteniendo la congregación el control de hospicios y programas de ayuda a los pobres y drogadictos. En esta etapa, los feligreses del Templo del Pueblo ya habían abrazado por completo la vida comunal, formando una comunidad físicamente separada del resto de la sociedad, que insistía en regir la vida de sus feligreses en todos los detalles y asumiendo por completo la educación de los niños existentes en el grupo, apartándolos de las escuelas.
Al empezar las deserciones en las filas del Templo del Pueblo, Jim Jones determina alejarse de las miradas de la prensa tras denuncias de falta de pago de impuestos al gobierno federal de Estados Unidos y de brutales golpizas a feligreses que cuestionaban las órdenes de Jones. Al saberse de la publicación de un artículo particularmente duro contra el Templo del Pueblo, Jones ordena en julio de 1977 a sus feligreses mudar la sede principal de la congregación a América del Sur, específicamente a Guyana, fundando en las cercanías de la ciudad de Kaituma una granja agraria autárquica denominada Jonestown, poblada por poco más de 900 personas y dirigida personalmente por Jim Jones. Al mismo tiempo, los feligreses que se quedaron en San Francisco empezaron a ver reducido su número, al cesar el proselitismo de Jones y perderse de forma abrupta los contactos políticos logrados en años anteriores por el Templo del Pueblo; al mismo tiempo, la ausencia de Jim Jones aumentó la publicidad para las denuncias sobre maltratos y golpizas dentro de la organización del Templo del Pueblo, así como sobre la negativa de Jones a permitir que sus feligreses abandonasen la comunidad, usando inclusive la violencia física para este fin.
Considerada secta, el Templo del Pueblo ganó fama a nivel mundial por suicidio en masa que ocurrió en Jonestown, Guyana, el 18 de noviembre de 1978, acto también conocido como la Tragedia de Jonestown, donde perecieron todos los miembros de la congregación, a excepción de apenas cinco individuos que se hallaban en la granja.
Al difundirse los sucesos de Jonestown, los feligreses de San Francisco debieron abandonar sus instalaciones y la congregación prácticamente dejó de funcionar debido al escándalo. Autoridades estadounidenses investigaron las actividades del Templo del Pueblo para establecer responsabilidades por los suicidios masivos de Jonestown. Antiguos aliados de la congregación eludieron continuar su apoyo al grupo y éste, ya debilitado tras la partida de Jones y los suicidios masivos de 1978, desapareció el año 1979.

Make money,

more money"   --John L. Hubbard a los administradores de su secta
http://www.protegeatushijos.org/
La secta de la cienciologia:También es considerada como una organización espiritual con objetivo económico, que ofrece cursos de mejoramiento personal y autoayuda a precios generalmente altos, la cienciología postula que solo los upstat (personas exitosas) pueden recibir el procesamiento necesario (cursos), por lo que solo aquellos con el dinero suficiente pueden acceder a los cursos de ayuda, las personas down stat (personas no exitosas) y que precisan hacer los cursos al no tener el dinero necesario son invitadas a formar parte del personal de la organización, donde se les entregan los cursos de manera gratuita a cambio de trabajo y la firma de un contrato que indica que si desean retirarse como parte del personal de la cienciología, deberán pagar el valor de los cursos que tomaron de manera gratuita o serán desterrados de la organización, lo cual genera sentimientos contrarios al querer dejar de trabajar para la organización sin dejar la cienciología.