domingo, 27 de noviembre de 2011

Pildoreritas de caperuza

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Durante estos días estoy leyendo, mejor dicho, releyendo Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim, considerado como uno de los psiquiatras y psicólogos infantiles más influentes del siglo XX. Estoy disfrutando, especialmente, el capítulo que dedica a las distintas versiones del cuento de Caperucita Roja. ¿Fue realmente Caperucita Roja una niña encantadora e inocente? ¿Y si hubiese sido una muchachita perversa, una corruptora de mayores avant la lettre, que se paseaba para esparcir sus feromonas por el bosque y seducir a los ingenuos leñadores? ¿Por qué, en la versión de Perrault, se desnuda y se mete voluntariamente en la cama donde el lobo, sin necesidad de disfrazarse de abuelita, la está esperando con los «brazos abiertos»? ¿Hasta tal punto llegaba la ingenuidad de la niña? Dice un refrán que en todos los bosques de mundo hay un pájaro que repite: «¡No te fíes! ¡No te fíes!».  --Javier Tomeo
 Nota exigua:
No puedo mas que corroborar las supociones, las Caperucitas son del pueblo y van a depredar lo que queda del bosque ...


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