Como hombre con tendencias a priapismo crónico, estoy muy de acuerdo a considerar una tortura de género lo que practican en todo el mundo no islámico las calientagónadas. Sean independiente de su estado social solas, pseudoabandonadas, disgustadas, jodidas, etc.
Aunque sé que 2 g de alcohol o una adecuada dosis de algún fármaco hace dócil a toda bestia hembra asexuada o hiposexuada, no gusto aprovecharme sexualmente de ninguna mujer bajo efectos de alguna droga. Pero tampoco acepto que juegen con mis sentimientos sub-umbilicales. Para evitar contratiempos manuales, sugiero lo siguiente:
Ni se te ocurra mentir que por un hondo respeto por la mujer te has inclinado por una vida homosexual o celibatal, pues en ese caso puede ser peor. La torturadora se sentirá tan segura con tu compañía como castrato que no dejará de hurgarte como a hormiguero vacío, sin saber que está lleno de hormigas esperando ataques de cualquier estilo.
Si alguien conoce a alguna o varias de ese sempiterno estilo y quiere librarse de forma elegante de tan brutal e inhumana tortura sexual, le recomiendo que le manden esta foto, aclarando que a pesar de la gravedad del chancro, el grado de infección es ya casi nulo. Y que los ciruajanos plásticos cubanos están haciendo un buen trabajo en la reconstrucció peneana. No olvidar mencionar que esa infiección tuvo lugar durante una fase homosexual tras una desilusión amorosa... Ella(s) entenderá(n). Y se encargarán de hacerles propaganda y la foto acabará en el casillero de tus familiares.
Aunque no me animo a probarlo con mis amiguillas virtuales, garantizaría que tras espantar de ese modo a media docena de torturadoras incipientes se puede empezar a vestir santas.
martes, 15 de enero de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario