LOBO de CRIN o BOROCHI (Chrysocyon brachyurus)

Cánido de las pampas. Los guaraníes lo llaman aguará guasú ("zorro grande")
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salvo en materia de reír; |
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Vale mejor tratar de reír que derramar lágrimas, | porque la risa es lo propio y noble del alma. Sean felices!
--François Rabelais (circa 1534) [english]

martes, 15 de septiembre de 2009

Los pícaros del Siglo de Oro

Rinconete y Cortadillo es un retrato picaresco de la actividad delictiva en la época de Cervantes, forma parte de Novelas ejemplares, obras de madurez de Miguel de Cervantes. Sin embargo, la de Cervantes no es propiamente una novela picaresca, pues trasciende los presupuestos que ese género literario poseía, y proyecta a sus personajes hacia una profundidad muy característica, distante por mucho de otras creaciones parecidas, como el Buscón o el Lazarillo de Tormes.
Rinconete y Cortadillo (F. Coullaut-Valera, 1960). Detalle del monumento a Cervantes en la Plaza de España de Madrid.

La literatura picaresca surge en una situación histórica y social concreta como es la que se da en la España de los siglos XVI y XVII. Literariamente el pícaro NO es un producto de esta época puesto que como elemento social lo podemos encontrar en otras sociedades y otros tiempos.
La novedad está en que en esos siglos se produce una proliferación de tales personajes por la confluencia de factores económicos, sociales, políticos y espirituales. Es cierto que la decadencia económica y moral que afectaba a España en aquellos momentos, propició la multiplicación del proletario andrajoso; sobre todo cuando la riqueza que seguía recibiendo España no repercutía en las clases bajas, ni tampoco en la prosperidad general del país, al contrario de otros estados europeos.
De la riqueza de las colonias sólo se beneficiaba una clase social cuya ostentación y lujo producían un fuerte contraste con la miseria de los bajos estratos sociales. Consecuencia directa de la crisis económica fue la aparición de multitud de pícaros, ladrones y pedigüeños.
España quedó rezagada del resto de naciones europeas en las que se fue imponiendo el avance técnico y la vida burguesa.
El desinterés de España hacia estos modelos fue producto de los ideales del Imperio (religión, patriotismo, valor y honor), reforzados por la reacción contrarreformista. Este desdén se manifiesta fundamentalmente en dos formas: la espiritualista, producto de la cual será la literatura mística, y la picaresca, que supone el rechazo de la vida burguesa.
Efectivamente, al pícaro le gusta la aventura y es básicamente "nómada", pues no es amigo de permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar.
Ejemplo de ello encontramos en Rinconete y Cortadillo, pues ambos pícaros escapan de sus casas, uno de ellos -Cortado- porque le aburre la aldea.
En el pícaro se manifiesta también el amor al dinero, ese dinero que en grandes cantidades circulaba por España, pero del que se beneficiaban muy pocos.
En este personaje se da también un deseo de libertad e independencia que refleja, en cierto modo, el ideal individualista de la época
Angel González Palencia en su obra La España del Siglo de Oro retrata acertadamente al pícaro de esta manera:
"... es producto del orgullo nacional, en una clase de gentes no habituadas al trabajo, y que viven de ciertos servicios, y no se avergüenzan de comer la sopa de los conventos. Literariamente es el pícaro, hombre que, sin ser verdaderamente criminal, pertenece al hampa; tiene pocos o ningunos escrúpulos, particularmente en proporcionarse medios de mantenimiento; es humano, buen creyente, aunque pecador; no está habituado en modo alguno al trabajo regular y constante, sino que es perezoso y holgazán; su ocupación normal es la de servir a otro; hurta pero no roba, es astuto, ingenioso e imprevisor y simpático"
Sin duda esta detallada descripción encaja con nuestros personajes... y la de la actual mentalidad hispano-latinoamericana.
Y si lo dudan, analicen lo ocurrido durante el segundo boom de la cocaína entre los 80 y 90 del siglo pasado en esta actual República Cocalera Bolivariana de Bolivia, cuando casi todos hacían negocios con el hampa, sea vendiendo tortas para quinceañeras de 1000-5000 US$ o por lo menos pan y tortillas para los trabajadores informales de las fábricas en media selva de la antigua Cocalandia. Los millones de dólares que corrieron por sus manos... los que supieron hacer capital en esas circunstancias y no lo despilfarraron. Hoy todos lo niegan, bueno... casi todos.
Pícaros con dignidad, como se acostumbra expresar hoy día.
Y bien, si aún dudan que toda esa descripición picaresca encaja, porqué creen que más de un par de magníficas cambalandesas* han cedido al encanto de tanto pícaro cambalandés*?

*Cambalandesa: Toda fémina (alguna pícara) que vive en Cambalandia.
*Cambalandés: Todo pícaro que vive en Cambalandia
No, no me obligan a referirlo, lo hago ex pectore, jocoserio:
Érase una vez, en el siglo pasado... dos décadas de oro en un país de pícaros... Picarolandia

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