Querido amigo,
no es mi intención discutir este tema controversial en este momento particular. De todos modos, deseo que sepa que no rehuyo la controversia. Por el contrario, tomaré posición en cualquier punto y en cualquier oportunidad, sin importar cuán controversial pueda serlo.
Ud me preguntó qué pienso del alcohol. Esta es mi posición al respecto:
Si cuando Ud. dice alcohol se refiere al brebaje del diablo, al azote venenoso , al monstruo sanguinario que aniquila la inocencia, destrona la razón, crea miseria y pobreza, toma el pan de las bocas de los niños; si se refiere a aquel trago maldito que desnuda al hombre y mujer cristianos de los pináculos de lo honesto, vida fácil a la caida en el pozo sin fondo de degradación y desesperanza, vergüenza y desamparo y desesperación.... Pues con seguridad estoy en contra de él con todas mis fuerzas.
Pero , si cuando dice alcohol, Ud. se refiere al óleo de conversación, al vino filosófico, la cerveza que es consumida cuando buenos camaradas se encuentran, que pone una canción en sus corazones y risas en sus labios y el brillo tibio de contento en sus ojos; si Ud. se refiere al brindis de Navidad; a la bebida estimulante que pone la primavera en el paso de un viejo caballero en una mañana escarchada, si se refiere al trago que posibilita a un hombre magnificar su alegría y su felicidad y olvidar, aún por un pequeño instante, las grandes tragedias de la vida y las desdichas y penas; si se refiere a ese trago, cuya venta vierte en nuestras arcas incontables millones de dólares, que son usados para proveer el cuidado de nuestros pequeños minusválidos, o nuestros ancianos en lastimoso estado, ciegos, mudos, torpes o enfermizos; la construcción de carreteras, hospitales y colegios; pues ciertamente, estoy a favor de él.
Esta historia fue contada a comienzos de los 1960s por un miembro del congreso que no conoció al autor,se trata de una réplica de un congresista a un asambleista constituyente, quien pidió al congresista una postura con la pregunta:
"Cuál es su posición respecto al whiskey*?"
Traducción libre por CEB, abajo el texto original.
FYCP (for your culturization process)
*gaellic: agua de vida
Borracho Gabriel Aceves
Dear Friend:
I had not intended to discuss this controversial subject at this particular time. However, I want you to know that I do not shun a controversy. On the contrary, I will take a stand on any issue at any time, regardless of how fraught with controversy it may be. You have asked me how I feel about whiskey. Here is how I stand on the question.
If, when you say whiskey you mean the Devil’s brew, the poison scourge, the bloody monster that defiles innocence, dethrones reason, destroys the home, creates misery and poverty … takes the bread from the mouths of little children; if you mean the evil drink that topples the Christian man and woman from the pinnacles of righteous, gracious living into the bottomless pit of degradation and despair, shame and helplessness and hopelessness, then certainly I am against it with all of my power.
But, if, when you say whiskey, you mean the oil of conversation, the philosophic wine, the ale that is consumed when good fellows get together, that puts a song in their hearts and laughter on their lips and the warm glow of contentment in their eyes; if you mean Christmas cheer; if you mean the stimulating drink that puts the spring in the old gentleman’s step on a frosty morning; if you mean the drink that enables a man to magnify his joy and his happiness and to forget, if only for a little while, life’s great tragedies, and the heartbreaks and sorrows; if you mean that drink, the sale of which pours into our treasuries untold millions of dollars, which are used to provide tender care for our little crippled children, our blind, our deaf, our dumb, our pitiful aged and infirm, to build highways, hospitals, and schools, then certainly I am in favor of it.
ATTRIBUTION: Author unknown. According to former Representative D. R. Billy Matthews, this story was told in the early 1960s by another member of Congress, who did not know the author. It purports to be the reply of a congressman to a constituent who had written the congressman to ask, “Where do you stand on whiskey?”
no es mi intención discutir este tema controversial en este momento particular. De todos modos, deseo que sepa que no rehuyo la controversia. Por el contrario, tomaré posición en cualquier punto y en cualquier oportunidad, sin importar cuán controversial pueda serlo.
Ud me preguntó qué pienso del alcohol. Esta es mi posición al respecto:
Si cuando Ud. dice alcohol se refiere al brebaje del diablo, al azote venenoso , al monstruo sanguinario que aniquila la inocencia, destrona la razón, crea miseria y pobreza, toma el pan de las bocas de los niños; si se refiere a aquel trago maldito que desnuda al hombre y mujer cristianos de los pináculos de lo honesto, vida fácil a la caida en el pozo sin fondo de degradación y desesperanza, vergüenza y desamparo y desesperación.... Pues con seguridad estoy en contra de él con todas mis fuerzas.
Pero , si cuando dice alcohol, Ud. se refiere al óleo de conversación, al vino filosófico, la cerveza que es consumida cuando buenos camaradas se encuentran, que pone una canción en sus corazones y risas en sus labios y el brillo tibio de contento en sus ojos; si Ud. se refiere al brindis de Navidad; a la bebida estimulante que pone la primavera en el paso de un viejo caballero en una mañana escarchada, si se refiere al trago que posibilita a un hombre magnificar su alegría y su felicidad y olvidar, aún por un pequeño instante, las grandes tragedias de la vida y las desdichas y penas; si se refiere a ese trago, cuya venta vierte en nuestras arcas incontables millones de dólares, que son usados para proveer el cuidado de nuestros pequeños minusválidos, o nuestros ancianos en lastimoso estado, ciegos, mudos, torpes o enfermizos; la construcción de carreteras, hospitales y colegios; pues ciertamente, estoy a favor de él.
Esta historia fue contada a comienzos de los 1960s por un miembro del congreso que no conoció al autor,se trata de una réplica de un congresista a un asambleista constituyente, quien pidió al congresista una postura con la pregunta:
"Cuál es su posición respecto al whiskey*?"
Traducción libre por CEB, abajo el texto original.
FYCP (for your culturization process)
*gaellic: agua de vida
Borracho Gabriel Aceves
Dear Friend:
I had not intended to discuss this controversial subject at this particular time. However, I want you to know that I do not shun a controversy. On the contrary, I will take a stand on any issue at any time, regardless of how fraught with controversy it may be. You have asked me how I feel about whiskey. Here is how I stand on the question.
If, when you say whiskey you mean the Devil’s brew, the poison scourge, the bloody monster that defiles innocence, dethrones reason, destroys the home, creates misery and poverty … takes the bread from the mouths of little children; if you mean the evil drink that topples the Christian man and woman from the pinnacles of righteous, gracious living into the bottomless pit of degradation and despair, shame and helplessness and hopelessness, then certainly I am against it with all of my power.
But, if, when you say whiskey, you mean the oil of conversation, the philosophic wine, the ale that is consumed when good fellows get together, that puts a song in their hearts and laughter on their lips and the warm glow of contentment in their eyes; if you mean Christmas cheer; if you mean the stimulating drink that puts the spring in the old gentleman’s step on a frosty morning; if you mean the drink that enables a man to magnify his joy and his happiness and to forget, if only for a little while, life’s great tragedies, and the heartbreaks and sorrows; if you mean that drink, the sale of which pours into our treasuries untold millions of dollars, which are used to provide tender care for our little crippled children, our blind, our deaf, our dumb, our pitiful aged and infirm, to build highways, hospitals, and schools, then certainly I am in favor of it.
ATTRIBUTION: Author unknown. According to former Representative D. R. Billy Matthews, this story was told in the early 1960s by another member of Congress, who did not know the author. It purports to be the reply of a congressman to a constituent who had written the congressman to ask, “Where do you stand on whiskey?”
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