Con Leonardo da Vinci en los fogones
...
Pero, sin duda, uno de los capítulos más divertidos del Codex Romanoff es el dedicado a los hábitos indecorosos en la mesa. Algunos de los más llamativos son los siguientes:
- “Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado”.
“No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo”.
“No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa”.
“No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos”.
“Tampoco ha de prender fuego a sus compañeros mientras permanezca en la mesa”.
“Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa”.
También advierte cuál ha de ser “la manera correcta de sentar a un asesino a la mesa”:
“Si hay un asesinato planeado para la comida, entonces lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será el objeto de su arte (y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esa persona dependerá del método del asesino), pues de esta forma no interrumpirá tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña (…) Después de que el cadáver (y las manchas de sangre, de haberlas) haya sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia en ocasiones puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentren sentadas a su lado…”.
En otro curioso párrafo, Leonardo habla así de un miebro de la familia Sforza:
“Resulta imposible sentar a la mesa al señor Maximiliano Sforza si no es cerca de una puerta abierta, pues nunca se muda su ropa interior y, además, cuando está comiendo, tiene la muy sucia costumbre de soltar sus hurones en la mesa para que roan la comida de las otras personas.” Y en este otro párrafo añade:
“En Cuaresma, Su Santidad come poco y mantiene una devota expresión en su semblante, pero luego abandona la mesa temprano y se encamina a esa otra mesa que tiene en sus alojamientos privados (con una cocina completa, cocineros y también buenos manjares) y allí se atiborra de capón, codorniz y focha.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario