La familia modelo estadounidense en la pradera: white, anglosajon, protestant
Carrie, Mary y Laura Ingalls en la década de 1870
Ni a mamá ni a papá ni a los abuelos les gustó nunca trabajar. ¿Por qué debería gustarme a mí? Mi abuela y mi madre siempre tuvieron zumbando a sus maridos y odiaron todo lo que tuviera que ver con el sexo, y ahora quieren que me case. Pero ninguna chica verdaderamente pobre -y nosotros sí que lo fuimos-, que haya ido al colegio con ropa emparchada y libros usados, puede evitar saber que los seres humanos son unas bestias. Y aunque después se tenga dinero, uno siempre se siente dejada de lado. Mi madre me hizo tan miserable cuando era chica que nunca pude reponerme. Nunca hizo nada por hacerme feliz, y mi infancia fue una pesadilla. Soy un manojo de nervios. No debería dejar que me siguiera torturando. Y mucho menos debería editar sus libros. Pero no puedo evitarlo.
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