LOBO de CRIN o BOROCHI (Chrysocyon brachyurus)

Cánido de las pampas. Los guaraníes lo llaman aguará guasú ("zorro grande")
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A MIS LECTORAS... y al resto

“Amigos lectores que leerán este libro blog, | despójense de toda pasión | y no se escandalicen al leerlo |
no contiene mal ni corrupción; | es verdad que no encontrarán nada de perfección |
salvo en materia de reír; |
mi corazón no puede elegir otro sujeto | a la vista de la pena que los mina y los consume. |
Vale mejor tratar de reír que derramar lágrimas, | porque la risa es lo propio y noble del alma. Sean felices!
--François Rabelais (circa 1534) [english]

domingo, 15 de abril de 2012

Robar lo justo

Fuente
[...]
Pues bien, alrededor de esa dupla siniestra que gobernó el país haciendo ondear la bandera de la corrupción y cometiendo toda clase de crímenes con absoluta impunidad, se alineó, como un enjambre de moscas revoloteando entusiasmadas en una sentina, toda una cohorte de periodistas, empresarios y políticos rufianescos que hasta hoy sigue constituyendo el núcleo fuerte del fujimorismo que la hija del encarcelado expresidente piensa llevar nuevamente al poder.
Lo peor de todo, en aquel periodo oscuro de nuestra historia reciente, es que se afianzó en la sociedad la peligrosa idea de que los Gobiernos son básicamente corruptos, que el hurto, la trampa y la picaresca son las herramientas necesarias para sobrevivir y prosperar y que, en definitiva, la definición de pragmatismo es simple: eficacia sin escrúpulos.
No encuentro mejor ilustración de ello que lo que me ocurrió hace un año atrás durante una corta visita que hice a Lima, cuando discutía con un taxista sobre la situación del país a propósito de la campaña electoral que por aquel entonces calentaba motores. Ante mis argumentos acerca de la corrupción que supuso el Gobierno de Fujimori, el taxista, entregado defensor de aquel nefasto presidente, admitió a regañadientes en un momento de nuestra charla que sí, que Fujimori "había robado".
Pero luego agregó un apunte de categoría moral al parecer irrefutable: 
 "Fujimori robó. Pero robó lo justo".
La laxitud moral que hay en la frase es, por desgracia, el sustrato de fondo de quienes hablan de los logros de Fujimori olvidando los atropellos, el desfalco, los sobornos y los asesinatos que dieron combustión a ese motor y olvidando de paso que la falta de honradez no es una mera cuestión romántica frente a la que la inmediatez del día a día se impone, sino un elemento indispensable para la prosperidad y el progreso, y que su ausencia en aras de beneficios inmediatos es una bomba de tiempo que tarde o temprano nos estallará en la cara a todos.
No dudo, por supuesto, que haya peruanos de buena fe para quienes Keiko Fujimori es una opción legítima, pero mucho me temo que la gran mayoría simplemente ha optado por cerrar los ojos ante la corrupción, el asesinato y la injusticia con el argumento de que más vale malo conocido que bueno por conocer.
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Los medios de comunicación nostálgicos del fujimorismo han aprovechado esta circunstancia olvidándose de mencionar que Hugo Chávez consideraba un ejemplo al Fujimori que cerró el Congreso y despachó la democracia en un abrir y cerrar de ojos, y que el trato entre ambos autócratas era cordial y pleno de entendimiento. Basta recordar que fue el Gobierno de Fujimori el que ofreció asilo político en 1992 a los golpistas que pretendieron derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez. Y que Hugo Chávez concedió asimismo asilo a Vladimiro Montesinos cuando este huyó del país, perseguido por la justicia peruana, aunque tuviera que entregarlo después dada la magnitud del escándalo que terminó por derrumbar al Gobierno de Fujimori, quien finalmente prefirió huir al Japón.
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[...]
Pero hay algunos aspectos en los que es muy importante una crítica muy radical de un fenómeno representa una decadencia.
P. Una decadencia en la que incluye la corrupción política. Para ilustrarla cita usted una anécdota vivida por el escritor Jorge Eduardo Benavides, en Lima, cuando un taxista le dijo que votaba a Fujimori porque “solo robó lo justo”.
R. A mí me pareció maravillosa la historia. Hay una mentalidad ahí detrás ¿no? Un político puede robar; es más, no puede no robar, pero lo importante es que robe no más de lo debido.
P. Y ese tipo de conductas se están extendiendo…
R. …es por el desplome de los valores, no solamente estéticos, sino otros que antes, por lo menos de la boca para fuera, todos respetábamos. El político ya no debe ser honrado, debe ser eficaz. El ser honrado parece una imposibilidad connatural al oficio. Bueno, si se llega a un pesimismo de esa naturaleza entonces estamos perdidos. Y creo que no es verdad y yo lo digo, eso no es verdad. Pero hay una mentalidad que identifica la política con la picardía, con la deshonestidad. Es peligrosísimo sobre todo para el futuro de la cultura democrática. Si vamos a pensar eso entonces la cultura democrática no tiene sentido y a la corta o la larga va a desplomarse también.
P. Pero hay países donde hay mayor protección frente a la corrupción.
R. Por supuesto. La gran diferencia está en el mundo de la democracia y en el mundo del autoritarismo. En democracia hay corrupción, desde luego, lo estamos viendo todos los días. Pero precisamente lo vemos, sale a flote, existe una justicia más o menos independiente que puede todavía sancionar a los culpables. España es un ejemplo. Se puede decir que hay mucha corrupción pero estamos viendo casos de políticos importantísimos que son sentados en el banquillo de los acusados y que son condenados por pícaros, por ladrones, por traficantes. Bueno, esa es la gran diferencia. Eso no se ve en Cuba o China, donde de repente te enteras de que le cortan la cabeza a un señor porque dicen que delinquió y tenía cargos políticos. Hay diferencias. Y dentro de las democracias también. Las más avanzadas son menos corruptas que las más primitivas, las que son mucho más ineficientes. Recuerdo que en los años en que viví en Inglaterra, el escándalo más grande de corrupción fue el de un ministro de Margaret Thatcher, que no solamente perdió su ministerio sino que fue preso y perdió prácticamente todo su patrimonio por haber pasado un fin de semana en el Hotel Ritz de París, pagado por un jeque árabe. O sea, una corrupción de unos cuantos cientos o unos cuantos miles de libras esterlinas. Como comprenderá, eso en la época de Fujimori en el Perú era lo que robaba normalmente un pequeño alcalde. Ya no le digo los millones de millones de millones que consiguieron Fujimori y Montesinos. La sanción social fue muy escasa, puesto que en las últimas elecciones estuvo a punto de subir otra vez al poder con el voto popular. Esas diferencias sí son muy importantes. Y creo que es fundamental ser muy exigente y riguroso en ese campo, y no pensar que por ser político se tiene derecho a robar hasta cierto límite.
P. En las dictaduras hay evidentemente más corrupción. Pero también se da un fenómeno inverso. Ahí es donde la lucha de los intelectuales cobra mayor sentido. Es el caso de China con un premio Nobel de la Paz encarcelado.
R. Absolutamente. Cuando la libertad desaparece es cuando la libertad de pronto resulta importante. Y cuando la lucha por la libertad se convierte en una prioridad, el intelectual, el escritor, el poeta, el novelista, el pintor, de pronto empiezan a tener una importancia central en esa lucha. Ese es un fenómeno que lo estamos viendo en China, es interesantísimo, el caso de Ai Weiwei. Es una figura que representa hoy en día el espíritu de resistencia, la voluntad de apertura, de modernización, de democratización.

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