Ese maldito yo

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«Para neutralizar a los envidiosos, deberíamos salir a la calle con muletas. Únicamente el espectáculo de nuestra degradación humaniza algo a nuestros amigos y a nuestros enemigos.»
«La tiranía destruye o fortalece al individuo; la libertad lo debilita y lo convierte en un fantoche. El hombre tiene más posibilidades de salvarse a través del infierno que del paraíso.»
«No se habita un país, se habita una lengua. Una patria es eso y nada más.»
«No deberíamos molestar a nuestros amigos más que para nuestro entierro. Y aún así…»
«El hombre olvida con tanta facilidad que es un ser maldito porque lo es desde siempre.»
«Muy bajo tiene que caer una sensación para convertirse en idea.»
«Nuestra misión es realizar la mentira que encarnamos, lograr no ser más que una ilusión agotada.»
«El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo, una vida.»
«Si me hubiera dejado llevar por mis impulsos, hubiera acabado loco o ahorcado.»
«La felicidad y la desgracia me hacen igualmente desdichado. ¿Por qué entonces he preferido más de una vez la primera.»
«El hombre se halla en un lugar entre el ser y el no-ser, entre dos ficciones.»
«Parecerse a un corredor que se detiene en plena carrera para intentar comprender qué sentido tiene correr. Meditar es un signo de sofoco.»
«Todo sucede demasiado tarde, todo es demasiado tarde.»
«Solo nos importa lo que no hemos realizado, lo que no podíamos realizar, de manera que de una vida no retenemos más que lo que ella no ha sido.»
«Siempre hay alguien por encima de uno: más allá del propio Dios se eleva la Nada.»
«Cualquier gusano que se considerase el primero entre sus semejantes alcanzaría inmediatamente el estatuto de hombre.»
«Nos apegamos tanto más a un ser cuanto que su instinto de conservación es vacilante, por no decir nulo.»
«Si no quieres sucumbir a la rabia, deja tranquila tu memoria, renuncia a hurgar en ella.»

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