Por su parte, los dirigentes del III Reich, empezando por el propio Hitler, demostraron, dentro de su patológico e irreductible odio a los judíos, a veces un sorprendente pragmatismo: la eliminación de algunos militares de origen judío podía esperar o incluso aplazarse definitivamente en función de los méritos de éstos que al cabo ayudaban a ganar la guerra.
Es célebre la frase de Goering, que tenía bastante manga ancha en la Luftwaffe: "Wer Jude ist, bestimme ich!" [¡Yo decido quién es judío!]
Es célebre la frase de Goering, que tenía bastante manga ancha en la Luftwaffe: "Wer Jude ist, bestimme ich!" [¡Yo decido quién es judío!]
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