- En plena mayoría de edad, con tu hermano matas a golpes a tus padres.. si hay algún abuelo, no está de más darle su alegría. De todos modos no te darán más de 15 años
- Para acortar por buena conducta tus años de cárcel , estudias las leyes que te condenan y si puedes, como estudio extra, algo para entender tu parricidio violento. Lo bueno de sistemas penitenciarios modernos es que la formación universitaria no te cuesta un patacón! De paso te amotinas y criticas el régimen carcelario y las injusticias a tus co-reos aludiendo icumplimiento de derechos humanos en un país sin derechos
- Conoces e impresionas a alguna abuelita que se haya quedado sin herederos y mejor aún, si tiene una asociación de madres. Es algo humano... ayudar a abuelitas.. seas o no el lobo feroz
- Le insinúas que eres un hombre probo, injustamente condenado por un hecho que se te fue a/de las manos y le sugieres a tu hermano que haga lo mismo en modo escrito
- Le aclaras a la triste abuelita que podrías ayudarle con sus compras y en su asociación, pero para esos necesitas por lo menos libertad condicional, que su grupo social puede y debe interceder ante los estrados para tener tus servicios profesionales en cuestión de líos, papelerío, crisis nerviosas y tanta cosa que puede suceder con un montón de buenas viejitas en una justa causa
- Finalmente, como hombre libre y sin tacha y como protegido de la abuelita y su club, como apoderado de su asociación te encargas del manejo cuidadoso y lo menos corrupto posible de unos 300 millones de dolarcitos que el gobierno incorrupto de un par de esposos sucesivamente donan al club de abuelitas para hacer obra social izquierdosa. Creas una empresa encargada de transformar esos millones en algo productivo
- Como todo hombre trabajador en el socialismo, tienes derecho a vivr bien... por lo tanto te compras unos cuantos inmuebles, un jet para asuntos ejecutivos, un par de autitos un poco finos, unos yates que te permitan navegar en aguas turbias y alguna que otra cosita.. las minas ni se diga... Hay que permitirse alegrías
- Esta vida tienes qeu aguantarla vos mismo, resígnate a vivirla con todos sus lujos. Regocíjate en películas basadas en tu obra y vida.
- Si te pillan otra vez, que no sea por homicidio, sino por unas cuentas mal pagadas... De todos modos, ya nadie te quita lo vivido
- No olvides que con más de 50 años, viejo, indemne, enfermo, estafado y engañado por las abuelitas, y te dejarán libre como debe ser
Fuente (extracto)
Sergio Schoklender, 53 años, el hombre con gafas oscuras, siempre al lado de Hebe de
Bonafini, andaba en avión privado, tenia un Ferrari e, incluso, paseaba
en yate por el río de la Plata. También que el dinero que manejaba podía
estar saliendo de los cuantiosos fondos públicos que entregaba el
Gobierno a la asociación para realizar obras sociales. Mucha gente lo
sabía, pero nadie hizo nada, hasta que el escándalo estalló con toda su
fuerza y en pocos días alcanzó a la propia Hebe, presidenta de la asociación y el mejor exponente de los problemas que existen en
Argentina con grupos de defensa de los derechos humanos, a los que el
Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y buena parte de la
sociedad, han considerado, hasta ahora, ajenos a cualquier control o
crítica.
Los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, cuando tenían 23 y 20
años respectivamente, asesinaron a golpes a sus padres: Mauricio,
ingeniero y empresario, y Silvia, una mujer que se movía en la alta
burguesía porteña. Hebe De Bonafini conoció a Sergio en la cárcel y rápidamente le
ofreció trabajo para que pudieran disfrutar de libertad condicional.
Nunca quedaron claros los motivos del doble parricidio. Se sabe que
Sergio quiso asumir toda la responsabilidad y que su hermano Pablo,
huido y finalmente condenado también, le escribió una carta conmovedora
en la que expresaba su afecto y admiración.
El caso Schoklender,
famosísimo en Argentina, tuvo un final feliz, se dijo, porque Sergio se
hizo abogado y psicólogo en sus años de cárcel, y porque tanto él como
su hermano decían haber encontrado la paz trabajando con De Bonafini,
con quien mantenían una relación casi filial.
Sergio se convirtió en un
eficiente apoderado, empeñado aparentemente en desarrollar la Misión
Sueños Imposibles y construir centenares de viviendas sociales.
Tras las
bambalinas, la realidad era mucho más amarga y los hermanos Schoklender
pueden haber estado creando un entramado de empresas paralelas que
actuaban de intermediario y cobraban de los fondos, unos 300 millones de
dólares (210 millones de euros), que proporcionaba el Gobierno y cuyo
rastro intentan seguir ahora jueces, fiscales y auditores.
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En la noche del 29 de Mayo de 1981, mientras el resto de la familia
cenaba en la Costanera, Pablo, en ese entonces de 20 años, volvió al
departamento de la calle 3 de Febrero y al oír que regresaban se
escondió en el placar del dormitorio de su hermano. Aproximadamente a
las 3 de la madrugada de ese sábado 30 de mayo, Pablo Schoklender
despertó a su hermano, yéndose ambos a cavilar al living. A esas
cavilaciones les puso fin Pablo cuando al notar que su madre se había
levantado y se dirigía hacia donde ellos estaban, se escondió y
aprovechando que estaba de espaldas, le destroza la cabeza con una barra
de acero de 30 cm. de largo y 3 cm de diámetro, de las utilizadas para
hacer pesas. El primer golpe se lo asesta en el lado derecho de la
cabeza, haciéndola caer de bruces. (en la posterior autopsia hallarían
una concentración de 1,66 de alcohol en sangre en el cuerpo de
Cristina). Habría sido Sergio quien luego le descargó dos golpes más, en
la parte posterior del cuello, cerca de la nuca. Luego buscó una camisa
azul suya que estaba para lavar con la que le apretó el cuello, para
estrangularla. Aún estaba viva. Pablo buscó una sábana con la que la
envolvieron como si fuera una mortaja y le puso una bolsa plástica para
residuos en la cabeza. Con trapos limpiaron la sangre que manchaba el
piso de parquet. Durante las siguientes dos horas los hermanos
deliberaron que hacer con su padre, decidiendo matarlo también. Los dos
fueron hasta la habitación donde dormía, Sergio llevaba la barra de
acero y Pablo tenía una cuerda náutica. Mauricio estaba sobre el costado
derecho de la cama. Con fuertes golpes le destrozan casi todos los
huesos del cráneo. Sergio le pidió la cuerda a Pablo y la pasó por el
cuello de su papá. Hizo un torniquete con la barra y la iba retorciendo.
Al rato lo envolvieron con la sábana de abajo, la que cubría el colchón
y hasta le dejaron la almohada. Le pusieron la bolsa plástica en la
cabeza. Eran las 5 de la mañana.7
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