Tengo Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero, como se dice en español. Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me puede deterner a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, ni una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tennis y no yacht, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar. Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reir. Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener. Por Nicolás Guillén |
Tengo Cuando me veo y toco yo, Juan con Algo no más ayer, y hoy, medio siglo después Juan sin Nada, y hoy sin nada, absolutamente nada, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo prohibido de andar por mi país, de ser dueño de cuanta caballería hay en él, de recordar lo que antes del 60 había sin cola ni libreta aquello que no tuve pero quizá podría tener. Eso sí, zafra puedo decir, por otros 10 millones monte no puedo decir, nada de él es mío, ciudad puedo decir, quizá si nací ahí, para morir como internacionalista, ejército de sobra ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de horizonte oscuro de mentiras de estado, flor de promesas incumplidas. Tengo, vamos a ver, No tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, No tengo el gusto de ir (es un mal ejemplo capitalista) a un banco y hablar con el administrador, no señor, no tengo ni cuenta, sólo pesos cubanos; ni gritar, saltando sobre otro banco: Viva la libertad! Tengo, vamos a ver, que siendo un negro, aún hoy todo blanco me puede deterner a la puerta de un dancing o de un bar de turistas. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay lugar para cubanos de a pie, ni una mínima pieza, peor una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamos a ver, que hay guardia rural y otros de cualquier CDR que me agarren y me encierren en un cuartel, castristas que me arranquen de mi tierra y me arrojen al fondo del ergástulo real. Tengo que, como ni tengo la tierra ni tengo el mar, no country, no jailáif, no tennis y no yacht, ni playa para yumas, ni surfin' en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar, como escape... SÍ! Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar los pocos centavos que me gano, tengo que ya aprendí a escribir consignas burdas y a pensar: Me han engañado toda una vida! y a reir: Pues qué puedo hacer con mis miedos? Tengo que ya tengo donde trabajar pero como negro y ganar apenas un sestercio para lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo todo lo que temía tener. Parafraseado por borochi arrecho caballeria: superficie de cultivo en Cuba |
martes, 27 de septiembre de 2011
El poema del negro marxista: Tengo lo que temía tener
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