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--François Rabelais (circa 1534) [english]

sábado, 12 de mayo de 2012

Los cuentos de Canterbury

Resumen-de-los-cuentos-de-Canterbury
El sistema de recopilar cuentos y enlazarlos por una idea central es uno de los procedimientos clásicos de la literatura universal. Las mil y una noches y el Decamerón son dos de los ejemplos más famosos. La colección más provista de unidad conocida con el título de The Seven Sages (Los Siete Sabios), era ya popular entre los ingleses mu­cho antes de la época de Chaucer. Es innecesario, en consecuencia bus­car un precedente especial o general de Los Cuentos de Canterbury. El tema estaba en el ambiente de la época en que había que contar cuentos y eran numerosas las peregrinaciones. La obra de Chaucer es incompleta, tanto en su conjunto como en las diversas partes de ella. Está bosquejada, pero no concluida. El único elemento claro de conexión que va desde el principio hasta el fin es la omnipresente personalidad del hostelero queda unidad de carácter a toda la obra incitando, criti­cando, admirando y denunciando, pero manteniéndose siempre en pri­mer plano. Se ha supuesto que las composiciones en pareados fueron escritas, o escritas de nuevo, directamente para la obra y que las versi­ficadas con otros metros y las en prosa fueron la parte adoptiva de la familia. Lo que es cierto es que los dísticos, especialmente los del Pró­logo son las más perfectos, variados y de mayor maestría en la versi­ficación que encontramos en el propio Chaucer o en cualquier escritor inglés hasta su época. Tampoco suelen ser superados por ningún mo­delo extranjero, salvo Dante.
El marco de la novela lo constituye una peregrinación al santuario de Santo Tomás de Canterbury. Finge el poeta que se encuentra junto con otros treinta peregrinos en la posada del Tabardo, en un suburbio de Londres. Estos peregrinos, cuyos retratos se trazan con sobrio acierto en el Prólogo son: un caballero, con su hijo, escudero y su asistente, una priora, una monja de oratorio con tres sacerdotes, un monje be­nedictino, un fraile mendicante, un mercader, un clérigo o estudiante de Oxford, un agente de la ley, un propietario rural, un mercero, un carpintero, un tejedor, un tapicero, un tintorero, un cocinero, un mari­nero, un doctor, una comadre de Bath, un párroco, un gañán, un molinero, un ecónomo de colegio, un administrador de bienes, un agente del tribunal eclesiástico y un vendedor de indulgencias.
Durante el viaje se une a la comitiva un canónigo con su paje. Todos aceptan la proposición hecha por el hostelero de que para pasar mejor el tiempo durante el recorrido, cada uno de los peregrinos narre dos cuentos a la ida y dos a la vuelta, que el hostelero sea el árbitro y juez, y que al regreso se dé una cena en la posada del Tabardo al narrador de los cuentos mejores.
De esta obra, que quedó sin terminar, han llegado hasta nosotros nueve fragmentos con veintiún cuentos completos y tres (Sir Topacio, narrado por el propio poeta, parodia de los libros de caballería y los cuentos del cocinero y el escudero) incompletos. El orden según el cual se sucedían estos diversos fragmentos es objeto de discusión entre los eruditos.

Grabado de los "Cuentos de Canterbury". 1484.
Los cuentos de Canterbury (en inglés, The Canterbury Tales) es una obra del escritor inglés Geoffrey Chaucer, que presenta una estructura semejante al Decamerón, de Boccaccio. Los cuentos fueron escritos durante el siglo XIV.
Los cuentos de Canterbury es una de las obras más importantes de la literatura inglesa, y quizás la mejor obra de la Edad Media en Inglaterra. Fue la última obra de Geoffrey Chaucer. La versión de la obra que prevalece hoy en día procede de dos manuscritos ingleses diferentes: el Ellesmere y los manuscritos Hengwrt.
Los cuentos, escritos en inglés medio (algunos de ellos originales, otros no, dos escritos en prosa, y el resto en verso), están contenidos en una narrativa mayor y son contados por un grupo de peregrinos que viajan desde Southwark a Canterbury para visitar el templo de Santo Thomas Becket, en la Catedral de Canterbury.1
La obra resulta de interés, tanto para sus contemporáneos como en la actualidad, porque fue la primera obra literaria escrita en inglés; antes de Chaucer sólo se escribía en francés o en latín, por lo que sólo aquellos de mayor nivel cultural podían entenderlas.
Chaucer peregrino. Cuentos de Canterbury. Manuscrito de Ellesmere. Huntington Library de San Marino.
Los cuentos
La obra
Ilustración de Richard Pynson. Prólogo general de una edición de 1492. Londres.
Prólogo general en el manuscrito Hengwrt.
Chaucer comenzó a escribir los Cuentos de Canterbury durante la década de 1380, pero lo abandonó a finales de la década siguiente. Es probable que Chaucer no tuviera una estructura fijada al escribir la obra, pues esta parece haber sido revisada varias veces, al serle añadidos nuevos cuentos. En el prólogo general, el anfitrión, Harry Bailly, anuncia 12 cuentos (cuatro cada uno, dos en la ida a Canterbury y dos en la vuelta a la taberna). Sin embargo el resultado final son 24 cuentos, todos ellos en el viaje de ida. Se ha sugerido que el dejar el final inacabado fue una acción deliberada por parte de Chaucer. Otros estudiosos señalan que es posible que la muerte sorprendiera a Chaucer —se supone que este muere hacia 1400— y que de esta manera la obra quedara inconclusa.
La estructura de «cuentos contenidos» de Los cuentos de Canterbury es fácil de encontrar en otras obras de la época como el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita o el Decamerón de Boccaccio., el cual puede haber sido la principal fuente de inspiración para Chaucer. De hecho, Chaucer adaptó varias de las historias de Boccaccio poniéndolas en las bocas de sus peregrinos. Sin embargo, lo que separa a Chaucer de sus contemporáneos son sus personajes.
La compañía. Ilustración de Richard Pynson. 1492.
Comparando a éstos con los narradores del Decamerón (siete mujeres y tres hombres, todos jóvenes y acomodados, de nombres clásicos) los personajes de Chaucer son más variados y representan prácticamente todas las variantes de la clase media de la época; y no solamente son entre ellos muy variados: sus cuentos son también de diferentes tipos, lo que permite mostrar las distintas personalidades a través de sus selecciones narrativas y su forma de contarlas.
En cuanto a la peregrinación en sí misma, no parece ser más que un recurso literario para juntar a tan diverso grupo. Por ejemplo, un monje raramente obtendría permiso para realizar la peregrinación, y en el caso de algunos otros personajes, resulta difícil de creer el simple deseo de acudir. Por otro lado, todos los peregrinos viajan a caballo, por lo que no podemos pensar que haya ningún tipo de sufrimiento religioso. Tampoco se menciona ninguna visita a los muchos posibles templos del camino o de que alguno asista a misa, de modo que la peregrinación tiene más apariencia de lo que hoy llamaríamos un viaje turístico.
Chaucer no presta mucha atención al avance realizado durante el viaje y, aunque apunta a que los cuentos son narrados en varios días, no detalla ninguna de las paradas del grupo para dormir. Aunque el viaje podía realizarse en solo un día, esto sería un tiempo demasiado corto para la correcta narración de los cuentos y habitualmente, este tipo de viajes tenían una duración de dos o tres días. Concretamente se menciona el 18 de abril en los Cuentos y Walter William Skeat, editor y crítico de la obra en el siglo XIX, determinó el 17 de abril de 1387 como el primer día de narración de los cuentos.
Los académicos dividen el cuento en diez fragmentos. Entre ellos, todos los que componen un fragmento están conectados de forma directa, frecuentemente porque un personaje pasa el turno de palabra a otro, pero no hay ninguna introducción entre los fragmentos. Esto significa que no existe un orden o cronología fija en los fragmentos, y por lo tanto tampoco en los cuentos.
Influencia en la literatura posterior
Suele argumentarse que la mayor contribución de esta obra en la literatura inglesa fue popularizar el uso literario de la lengua vernácula, el inglés, en vez de emplear el francés, lengua de la Corte, o el latín. Sin embargo, algunos de los contemporáneos de Chaucer como John Gower, William Langland, o el Pearl Poet también escribieron en inglés, lo que no nos permite aclarar hasta qué punto Chaucer comenzó o no esta nueva tendencia.
En 2004, el académico Linne Mooney identificó al escribiente de Chaucer como un tal Adam Pinkhurst. Mooney, profesor de la Universidad de Maine, en una visita al Corpus Christi College, Cambridge, señaló las similitudes entre una firma de Pinkhurst y la escritura de su copia del manuscrito de Los cuentos de Canterbury, proveniente del mismo manuscrito sobre el que trabajaba Chaucer.
J.K. Rowling, creadora de la saga Harry Potter, contó en un chat, que se inspiró en «El cuento del bulero» (parte de Los cuentos de Canterbury) para crear «El cuento de los tres hermanos», parte importante del último libro de la saga Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. En su libro, Rowling cuenta cómo tres hermanos se encuentran con la muerte, y ésta les da tres tesoros que los harían vencerla, cuando les llegara la hora, aunque la muerte los lleva con ella tiempo después.
La ruta de los peregrinos
El olvidado viaje de vuelta ha impulsado varias continuaciones a Los cuentos de Canterbury, no siempre para el deleite de los seguidores de Chaucer. Estas continuaciones dan voz a algunos de los personajes que no narraron ningún cuento en el original. El Cuento de Beryn, por ejemplo, es una historia anónima escrita en un manuscrito de los Cuentos del siglo XV. En él las historias se reordenan, se crea un pequeño interludio en la ciudad de Canterbury, a la que el grupo ya ha llegado, y el mercader narra el cuento de Beryn como primer cuento del viaje de retorno. El asedio de Tebas, de John Lydgate, también se sitúa en el viaje de vuelta, pero los cuentos son en realidad protosecuelas del clásico, contados por el caballero.
La ciudad de Canterbury tiene un museo dedicado a Los cuentos de Canterbury.2

Adaptaciones cinematográficas


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