Adulterio, hoy sólo llamado amor. La disculpa para follar un poco variado.
Pero todo sea por las musas ;-))
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La noticia sorprendió y golpeó a los amigos y admiradores de la obra y la vida de Pablo Neruda a más de 10.000 kilómetros de Chile al inicio del año: Matilde Urrutia, víctima de un cáncer generalizado, ha ido a reunirse con Pablo Neruda, uno de los poetas más grandes que ha producido el habla hispana. En este artículo, una escritora que conoció bien a ambos traza el perfil de Matilde Urrutia.
Esta mujer, menuda, hermosa, de manos pausadas, voz suave y cabellera exuberante, constituyó la musa esencial del poeta chileno. A ella le dedicó muchos versos a partir de su encuentro en México, cuando estaba desterrado, entre otros, Los versos del capitán, que publicara Paolo Ricci por primera vez en Nápoles, en 1952, en forma anónima para "no revelar su progenitura y no desnudar la intimidad de su nacimiento", como sostiene más tarde el propio Neruda. El poeta estaba casado en esa época con Delia del Carril. Moralidades absurdas no pudieron con el amor. Su propio partido, el comunista, trató de mediar en el asunto. Cosa insólita. Su pasión fue más fuerte. "La tierra y la vida nos reunieron. Aunque esto no interesa a nadie, somos felices. Dividimos nuestro tiempo común en largas -permanencias en la solitaria costa de Chile y esta casa, La Chascona", dirá Neruda. La Chascona, la casa ubicada en el cerro de San Cristóbal, en Santiago de Chile, adquirió ese nombre por el apelativo que Pablo decidió para Matilde, que en mapuche significa cabellera desordenada y caprichosa. Constituyó el nido de amor de los amantes: Pablo y Matilde, su amaola Patoja.Se transformó más tarde en una bella casa, hermosamente alhajada con objetos primorosos que Neruda llevaba a Chile luego de su peregrinar por el mundo.Pero todo sea por las musas ;-))
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La Reina
Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.
FuenteY cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.
Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos
La noticia sorprendió y golpeó a los amigos y admiradores de la obra y la vida de Pablo Neruda a más de 10.000 kilómetros de Chile al inicio del año: Matilde Urrutia, víctima de un cáncer generalizado, ha ido a reunirse con Pablo Neruda, uno de los poetas más grandes que ha producido el habla hispana. En este artículo, una escritora que conoció bien a ambos traza el perfil de Matilde Urrutia.
En un salón, que más que eso parece un jardín colgante, destaca un cuadro, pintado por el mexicano Diego Ribera en homenaje a Matilde (se cuenta que el pintor estaba prendado de la musa chilena). Es un cuadro curioso: allí está ella con su caprichosa cabellera, de perfil y de frente. En el costado izquierdo de su cabeza, el perfil de Pablo disimulado en ella. Una verdadera simbiosis de amor. Más tarde, el 23 de septiembre de 1973, a pocos días del golpe militar que derrocó al presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, este salón y el resto de la casa estaban convertidos en un lodazal. Manos siniestras desviaron un canal que corría por el cerro e inundaron La Chascona. Quebraron los cristales de los ventanales, acuchillaron cuadros y pinturas, destrozaron libros y cuanto objeto primoroso encontraron a su paso. Muchos objetos valiosos desaparecieron. Aquel día, Matilde y unos pocos amigos procuraron limpiar un poco la morada del poeta para velarlo. Tuvieron que sacar el estiércol y miasmas que los esbirros habían dejado en el salón principal.
El ataúd de Neruda estaba ese triste día en medio de una vorágine. Parecía como si se hubiera descargado la más terrible tempestad sobre esta bella casa. Y allí estaba Matílde, menuda, con sus manos un poco crispadas y con el más grande dolor de una mujer sobre la tierra. Y ella, que nunca había sido mílitante de ningún partido, ni del comunista, como se suele afirmar sin base, se transformó en la más irreductible combatiente de Chile en contra de la dictadura. Y muchas razones tenía: Neruda había apresurado su muerte por el gran impacto que le produjeron el golpe militar y sus terribles consecuencias. La muerte de Allende, heroica y trágica, les había impresionado hasta el infinito.Leer más en el sitio original
Nota Si hoy supiera el daño que ese izquierdoso le causó al país.. se hubiera impresionado más... independiente de lo que los diestrosos hayan destruido... arte y vida.
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