LOBO de CRIN o BOROCHI (Chrysocyon brachyurus)

Cánido de las pampas. Los guaraníes lo llaman aguará guasú ("zorro grande")
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salvo en materia de reír; |
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Vale mejor tratar de reír que derramar lágrimas, | porque la risa es lo propio y noble del alma. Sean felices!
--François Rabelais (circa 1534) [english]

sábado, 15 de enero de 2011

Trapiche

En parte copiado de: Fuente
Covarrubias ofrece una definición corta de esta voz:
"El ingenio del azúcar, del verbo Trepo, verto, porque la rueda de dicho ingenio, revolviéndose, muele los trozos de las cañas, y por eso se dijo trapiche o trepiche."
Autoridades recoge sólo trapiche, nombra a D. Sebastián y, en su misma línea, dice:
"s. m. El ingenio pequeño donde se fabrica el azúcar. Covarr. quiere venga del griego trepo, volver, porque dando vueltas muele las cañas. Lat. trapes, vel. trapetum, i. ...".

Cita un párrafo de la "Historia General de España", compuesta por el padre Juan de Mariana, y un romance de D. Luis de Góngora, que ampliamos para su mejor comprensión:
"Qué necesidad hay de relatar por menudo todas las cosas y grandezas desta ciudad, tan vaga y llena de primores y grandezas? Hay en la ciudad en este tiempo más de veinte y cuatro mil vecinos, divididos en veine y ocho parroquias ó colaciones. La primera y principal es de Santa María, que es la iglesia Mayor, con el cual templo en anchura de edificio y en grandeza ninguna de toda España se le iguala. Vulgarmente se dice de las iglesias de Castilla: la de Toledo la rica, la de Salamanca la fuerte, la de León la bella, la de Sevilla la grande. Tiene su fábrica de renta treinta mil ducados en cada año, la del arzobispo á ciento y veinte mil , las calongias y dignidades así en número como en lo demás responden á esta grandeza. Los campos son muy fértiles, llanos y muy alegres por todas partes, por la mayor parte plantados de olivas que en Sevilla se dan muy bien y el esquilmo es muy provechoso; de allí se llevan aceitunas adobadas, muy gruesas, de muy buen sabor, á todas las demás partes. El trato es tan grande y la granjería tal que en los olivares llamados Axarafe en tiempo de los Moros se contaban cien mil parte cortijos, parte trapiches ó molinos de aceite."(Libro Décimotercio, cap. VII: "Que Sevilla se ganó")

El romance lírico de Góngora lleva el número II en su edición original;es el que comienza:
Cloris el mas bello grano, 
si no el mas dulce rubí,

de la Granada a quien lame 
sus cáscaras el Genil,

enjaulando unos claveles,
estaba en el Jaraguí, 
purpúreas aves con hojas,
 
muda pompa del abril....

y termina:
En las ramas de un jazmín
colgando sus agridulces
instrumentos de herir,
a enjaular flores convida
las damas del Zacatín
en cañas cuantas refinan
los trapiches de Motril.
 
Sin ánimo de enmendarle la plana a los señores académicos, me resulta curioso que Autoridades defina trapiche como molino de azúcar y, seguidamente, ofrezca un ejemplo en el que el trapiche en cuestión sea un molino de aceite.
El dulce sabor de la caña de azúcar se mantiene en las sucesivas ediciones de Academia hasta que, ciento sesenta años después, se impregnan sus páginas del aromático aceite y de otros frutos de la tierra que no se nombran:
"(Del latín trapetes, piedra del molino de aceite) m. Molino para extraer el jugo de algunos frutos de la tierra, como aceituna o caña de azúcar."
En la edición de 1925 añaden una nueva acepción, y ambas siguen actuales hasta nuestros días:
"2. Argent. y Chile. Molino para pulverizar minerales."

Corominas le dedica a esta voz página y media. Entre otras cosas, dice:
"Alteración mozárabe del lat. trapetus, ´molino de aceite´, voz de origen griego, 1er. doc: 1535, Fz. de Oviedo, ´Historia de Indias, II´, II, IV, 8, X, 2".
Ahí significa ´molino de aceite´, igual que en el ej. de Mariana citado por Aut., y en éste de las "Geórgicas", de Juan de Guzmán (1587):´después viene el invierno y él comienza/ a moler su aceytuna en sus trapiches." (...)
Los dicc. clásicos sólo atienden al trapiche de azúcar. (...) Con este valor tiene gran extensión en América: en Cuba, (...), América Central, (...), Colombia, (...), Venezuela, Perú, (...), Bolivia, (...), Paraguay, (...), el litoral argentino (Segovia) y Tucumán, (...). En Chile y en Cuyo se trata de una especie de molinos para pulverizar metales. (...)
El origen de trapiche es claro en conjunto, aunque no en los pormenores fonéticos. Se trata del lat. trapetus, empleado como nombre del molino de aceite por Catón, Virgilio y Plinio; no es rara la variante trapetum, que aparece en Columela, Ulpiano, inscripciones, y en San Isidoro.(...)"

Don Joan se refiere al capitán Don Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés considerado el primer cronista del Nuevo Mundo, y a su obra "Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra-firme del Mar Océano". En ella aparecen varias referencias relacionadas con esta voz; dice, por ejemplo, de la Isla Española:
"En esta isla hay tanto algodon que la naturaleza produçe, que si se diessen
las gentes á lo curar y labrar, mas é mejor que en parte del mundo se haría. En la isla del Xio, que es en el archipiélago la prinçipal que tienen genoveses, es una de sus mas prinçipales riquezasé grangerias el algodón, y aquí no curan dello. Hay inumerable cañafístola en esta isla, y muy hermosas arboledas della, y en gran cantidad continuamente se carga para España é otras 
partes, y es muy buena é vale el quintal á quatro ducados y menos. Hay tanto açúcar, que entre los ingenios que muelen é los que se labran (que molerán presto), hay en sola esta isla veynte ingenios poderosos, que cada uno dellos es muy rico y hermoso heredamiento; sin otros trapiches de caballos."

El capítulo VIII, que cita Corominas, se titula "Que trata de lss ingenios é trapiches de açúcar que hay en esta Isla Española, y cuyos son y de qué manera ovo prinçipio esta rica grangeria en aquestas partes, y primero en esta isla". Comienza así:
"Pues aquesto del açúcar es una de las ricas grangerias que en alguna provinçia ó reyno del mundo puede aver, y en aquesta isla hay tanta é tan buena y de tan poco tiempo acá assi exerçitada é adquirida; bien es que aunque la tierra é fertilidad della, y el aparejo grande de las aguas é la dispusiçion de los muy grandes boscajes de leña para tan grandes y continuos fuegos, sean tan al propóssito (como son) para tales haçiendas, que tanto mas sean las gracias y el premio que se debe dar á quien lo enseñó é puso primero por obra. Pues todos tovieron los ojos çerrados hasta que el bachiller Gonçalo de Velosa, á su propria costa de grandes y exçesivos gastos, segund lo que él tenia, é con mucho trabajo de su persona, truxo los maestros de açúcar a esta isla, é hizo un trapiche de caballos é fué el primero que hizo haçer en esta isla açúcar."

No podemos estar de acuerdo con don Joan en concederle a esta obra el privilegio de ser el primer documento en el que aparece esta voz. Buscando en Internet, herramienta que el sabio filólogo no tenía, lamentablemente, por entonces, la encontramos escrita en las "Actas Capitulares, año 1456. Acuerdo de 11-1-1457" (Archivo Municipal de Murcia), citadas por Francisco Calvo García-Tornel en su obra "Continuidad y cambio en la huerta de Murcia" (Academia Alfonso X el Sabio, 1982- Biblioteca Murciana de bolsillo, 34) Dice el eminente profesor:
"Respecto a la caña de azúcar, que tanta importancia alcanzó en los mismos años en las huertas de Gandía y Oliva, sólo hemos encontrado un documento de donación "para hacer trapiche, casa donde se faze e cueze la cañamiela", que autoriza a pensar que existió el cultivo, pero no informa sobre su importancia." (La cursiva es mía)
(Pág. 172)

Los versos de Virgilio, traducidos por Juan de Guzmán,corresponden a la Geórgica II, que trata de los árboles. Amplío la cita para su mejor comprensión:
Lo que hace el labrador es con su arado
muy corvo abrir la tierra, desta viene
el trabajo del año: de aquí cría
y sustenta su patria y dulces hijos,
sus bueyes alimenta y sus novillos,
que bien lo merecieron trabajando.
contino está ocupado, y de contino
el año lo visita con sus frutas:
ora con el aumento del ganado,
ora con el manojo de la espiga.
También el año carga sus sembrados
con acrecentamiento, hasta que hincha
sus troxes con buen colmo y que le sobre.
Despues viene el hibierno, y él comienza
a moler su azeytuna en sus trapiches,
y los cebones de bellota llenos
rebuelven muy alegres ácia casa.

A este autor también lo cita Don Ramón Cabrera en su obra póstuma "Diccionario de Etimologías de la Lengua Castellana", publicada por don Juan Pedro Ayegui en Madrid, el año 1837 (Imprenta de Marcelino Calero):
"n. m. El molino de aceite. Juan de Guzman en la Traduc. de lasGeórgic. de Virg. lib. 2 Despues viene el invierno, y él comienza a moler su aceytuna en sus trapiches. El mismo Guzman en la nota que puso á este lugar dice: "Trapiche solamente lo hallaras usado en la Historia de Gomara, que es el molino do se muele la aceituna." Vino de Trapetum, ti, n. neut. lat. que tiene la significacion arriba expresada".
"Historia General de las Indias", la obra de Francisco López de Gómara citada por Juan de Guzmán se publicó, por primera vez, enZaragoza, en el año 1552, con el largo título de "Primera y segunda parte de la Historia General de las Indias con todo el descubrimiento y cosas notables que han acaecido dende que se ganaron hasta el año 1551. Con la conquista de Mexico de la Nueva España.". Entre la publicación de la Historia de donGonzalo y la del eclesiástico López de Gómara, que jamás pisó elNuevo Mundo, transcurrieron diecisiete años, tiempo suficiente para que otros autores incluyeran la voz en sus libros. Sin embargo, es esta la obra erudita elegida por el humanista sevillano. Como no cita el texto lo vamos a poner en esta entrada. Se refiere a los animales y plantas de la isla de Santo Domingo. Dice así:
"Lo que mucho ha multiplicado es azúcar, que hay al pie de treinta ingenios y trapiches ricos. Plantó cañas de azúcar primero que otro ningún español, Pedro de Atienza. El primero que lo sacó fue Miguel Ballestero, catalán, y quien primero tuvo trapiche de caballos fue el bachiller Gonzalo de Velosa."
 
La Enciclopedia Espasa-Calpe añade, a lo ya dicho, una cuarta acepción, procedente de la isla de Cuba:
"Ingenio pequeño que sólo elabora raspaduras y miel."

El Manuel Seco sólo recoge la primera y cita la novela de Caballero Bonald, "En la casa del padre" (Plaza y Janés, 1988):
"m. Molino para prensar caña de azúcar u otros vegetales, con objeto de extraer su zumo. I Caballero Bonald,´Casa´, 212: ´Su madre evocaba.... el clima de abulia melosa del central de Camagüey, la rumorosa hilera de negros transportando la caña hasta el trapiche´".

Otras acepciones que nada tienen que ver con los molinos son las que aparecen en el Diccionario de Hispanoamericanismos, deRenaud Richard, y en Hablas Andaluzas. Dice el primero:
"m. Robo de poca importancia. (Méx): "(...) el chino pensó que se había montado un enjuague para robarle centavitos a la fábrica. En ésto, Tomás era muy claro, los trapiches de los empleados de confianza era cosa de ellos..." 
(P. I. Taibo
, II, ´Sombra de la sombra", 43)


y el segundo:
"m. Negocio de escasa entidad y dudosa limpieza (upm: Málaga)"
Como vemos, aquí el trapiche es la acción de trapichear, el trapicheo común que tanto oímos decir hoy en día cuando se refieren las crónicas periodísticas y televisivas al comercio que se hace al menudeo; en muchas ocasiones aplicado al camello que vende la droga en la calle, a las puertas de los colegios o en las discotecas.


Una buena descripción de lo que es un trapiche de azúcar la encontramos en el "Diccionario manual de agricultura y ganaderías españolas", del catedrático D. Nicolás Casas de Mendoza, publicado en Madrid, el año 1857, por Calleja, López y Rivadeneyra, Editores. Lo nombra al referirse a la dulce voz que nos alegra el café mañanero como una rumba en los labios de Celia Cruz:
"No es sólo en las Antillas donde se cultiva la caña, que tan buen azúcar facilita, sino que en Motril hace tiempo se conoce y ejecuta su fabricación. Llevadas las cañas al ingenio y descargadas en el almacen, se colocan en seras y arreglan por tareas. De allí se van llevando a la mesa, que es un tablado que rodea la molienda, de donde los hombres las cogen a mano, las meten por entre unos cilindros fuertes de hierro colado, trapiche, (...) que girando en sentido inverso, las estrujan para que suelten el jugo que contienen, que es el que se convertirá en azúcar. Esta máquina o trapiche puede ser movida por animales o por hombres, según su tamaño, y hasta por el agua y vapor. Antes se extraía de la caña un 50 por 100, dejando un 40 en el bagazo. Con el trapiche figurado se obtiene de un 75 a 80 por ciento de jugo. El líquido cae por unas cañerías a una alberca que hay en la cocina. Se llena una caldera y se calienta con leña menuda; en cuanto comience a hervir se tendrá el mayor cuidado en despumar o desbromar continuamente...."
(Pág. 291)

Otro notable ejemplo sobre un trapiche, esta vez de metales, lo encontramos en la "Historia de la minería de oro en Chile"(Editorial Universitaria S. A., Santiago de Chile-2001), un interesante estudio escrito por el ingeniero civil en minas Augusto Millán Urzúa:
"El molino primitivo en Chile era el maray, un dispositivo indígena que constaba de una piedra cóncava sobre la cual se hacía accionar una convexa y que trabajaba como un gran mortero. Molía muy fino, pero con una productividad muy baja. A principios del siglo XVIII se introdujo en Chile el trapiche, conocido en todos los textos extranjeros como "chilean mill", pero que es en el fondo un molino similar al que se usaba en España para majar aceitunas. El trapiche se empleaba en el Alto Perú en el siglo XVII para moler minerales de plata (A. Barba. Arte de los metales, Potosí, 1637). En 1712, el ingeniero militar A. Frezier, a quien ya nos hemos referido, dice que el trapiche consta de una solera horizontal redonda de piedra de 5 a 6 pies de diámetro en cuyo contorno se ha escavado una canal circular de 18" de profundidad; esta solera tiene una perforación en el centro, por donde pasa un eje vertical movido por un sistema hidráulico. este eje tiene un codo horizontal que a su vez constituye el eje de otra piedra circular de 3 pies de diámetro y 10 a 15 pulgadas de espesor llamada voladora, que rueda por el canal de la primera moliendo por compresión y atrición el mineral que se va dejando caer junto con el agua en el trapiche y que sale molido en una pulpa por orificios cubiertos por mallas y a alturas variables. En un principio se hacía pasar la pulpa de descarga por los fosos llamados maritatas para que decantara por gravedad el oro y la pulpa sobrenadante se hacía pasar a unas tinas con paletas que la mezclaban con mercurio. En 1712, cuando Frezier hizo su descripción, ya se había generalizado el echar directamente el mercurio al trapiche con una dosificación de 1 a 2 libras por cajón de mineral ( de 25 quintales españoles). Después de moler se lavaba el trapiche dejando correr agua y sin alimentar con mineral (achique)."
(Págs. 102-103)

Sor Juana Inés de la Cruz escribió esta voz en unos versos pertenecientes a su comedia "Los empeños de una casa":
MUÑIZ
Amigo, mejor era Celestina,
en cuanto a ser comedia ultramarina:
que siempre las de España son mejores,
y para digerirles los humores,
son ligeras; que nunca son pesadas
las cosas que por agua están pasadas.
Pero la Celestina que esta risa
os causó era mestiza
y acabada a retazos,
y si le faltó traza, tuvo trazos,
y con diverso genio
se formó de un trapiche y de un ingenio.
Y en fin, en su poesía,
por lo bueno, lo malo se suplía;
pero aquí, !vive Cristo, que no puedo
sufrir los disparates de Acevedo!
(SAINETE II)
 
En el "Cancionero popular de Salta", ya citado aquí, encontramos una vidalitá con doble sentido, que dice:
Yo tengo mi caña,
!Ay, vidalita!
No la hi de moler,
porque tu trapiche,
!Ay, vidalita!
l´echará a perder.

El mismo sentido erótico lo encontramos en el evocador poema "Agua del recuerdo", del vate cubano Nicolás Guillén, incluído en su libro"El son entero" (1947):
¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.
Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.
Caña
(febril le dije en mi mismo),
caña
temblando sobre el abismo,
¿quién te empujará?
¿Qué cortador con su mocha
te cortará?
¿Qué ingenio con su trapiche
te molerá?
El tiempo corrió después,
corrió el tiempo sin cesar,
yo para allá, para aquí,
yo para aquí, para allá...
Nada sé, nada se sabe,
ni nada sabré jamás,
nada han dicho los periódicos,
nada pude averiguar,
de aquella mulata de oro
que una vez miré al pasar,
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.
La obra más conocida del escritor colombiano José Eugenio Díaz Castro (1803-1865) es una novela costumbrista, titulada "Manuela",que apareció, por entregas, en el periódico El Mosaico durante el año 1858. Su publicación, en dos tomos, fue a título póstumo; la llevó a cabo la editorial parisina Garnier Hermanos en el año 1889.
En el capítulo XXVIII del segundo tomo, titulado "El nazareno" nos habla del trapiche de Matías Urquijo en estos términos:
"Se hallaba el trapiche de don Matías Urquijo junto a una pequeña quebrada y de unas lagunas cuyas aguas tenían algo de azufre, y esto producía una atmósfera pestilente, fuera de los montones de bagazo en estado de putrefacción y de los barrizales vitalicios de la redonda. Las casas de habitación eran de paja, y los suelos de tierra emparejada con los pisones. Dentro de la plazuela se hallaba el trapiche a menos de una cuadra de distancia. El único horizonte que se divisaba dentro de unos cerros cubiertos de bosque era la plantación de las cañas, y cuando sonaba algunas de las puertas de golpe, por la casual llegada de un forastero, los vigías se asomaban de pronto, y los perros en número de diez o doce, salían a quererse comer al profano que se acercaba sin padrino; y se conocían los temores que causaba un empleado público, por lo mal recibido que era por los peones, patrones y mujeres."
(Págs. 177-178)

En los textos de otro ilustre escritor colombiano, Gabriel García Márquez, hay también muchos trapiches; los encontramos en "Los funerales de la Mamá Grande", en "El otoño del patriarca", en"El general en su laberinto", en su biografía "Vivir para contarla" y, sobre todo, en el relato "Del amor y otros demonios", donde cuenta la sombrosa historia de la niña Sierva María de Todos los Ángeles, "hija única del Marqués de Casalduero." Dice en sus últimas páginas:
"El Marqués no se repuso jamás. Tantaleando en el tremedal de la memoria buscó un refugio contra el terror, y sólo encontró el recuerdo de Bernarda enaltecido por la soledad. Trató de conjurarlo con las cosas que más odiaba de ella, sus vientos fétidos, sus repostadas ríspidas, sus juanetes de gallo, y cuanto más quería envilecerla más se la idealizaban los recuerdos. Derrotado por la añoranza le mandó recados de tanteo al trapiche de Mahates donde la suponía desde que se fue, y allí estaba. Le mandó razón de que olvidara sus rencores y regresara a casa, para que ambos tuvieran al menos con quién morir. Ante la falta de respuesta se fue a buscarla.
Tuvo que remontar los afluentes de la memoria.
La hacienda que había sido la mejor del virreinato, estaba reducida a la nada. Era imposible distinguir el camino entre la maleza. Del ingenio solo quedaban los escombros, las máquinas carcomidas por el óxido, las osamentas de los dos últimos bueyes todavía uncidas al brazo del trapiche."
(Pág. 86)

He buscado documentación sobre los históricos trapiches de Mahatesy he encontrado este interesante libro, que se puede leer aquí.

Horacio Quiroga se refiere, de pasada, al trapiche en su cuento "A la deriva", incluído en el libro "Los desterrados y otros textos".Narra la historia de un hombre que ha sufrido la picadura de una yararacusú:
"El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche."
(Pág. 137)

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